viernes, 31 de mayo de 2013

Libros para todos

Libros para todos

 Por Juan Forn
Un joven empleado de la editorial Bodley Head espera el tren en Devon para volver a Londres. Ha ido hasta ahí a llevarle unos papeles a Agatha Christie y soportar sus quejas (“Es imprescindible que mis libros sean más baratos, mi público no puede pagar tanto”), y ahora descubre con malhumor que no trajo nada para leer en el viaje de vuelta y que en la estación no se venden libros. Sin lecturas para distraerse, al joven Allen Lane no le queda más remedio que hacer el viaje pensando y así se convirtió en el santo patrono de los autodidactas de su país y del mundo. Los libros baratos de bolsillo ya existían en Inglaterra en 1935, pero su contenido y sus temas eran acordes con su precio; lo que hizo Allen Lane cuando inventó los Penguin Books fue poner a disposición del bolsillo más humilde los mejores libros de todas las épocas al equivalente de cinco pesos nuestros de hoy. Porque ésa era la idea: hacer libros que costaran lo mismo que diez cigarrillos sueltos; con ese precio podrían venderse en cualquier parte, a cualquiera que tuviese seis peniques en su bolsillo.

Manuel Puig en Taller

Fragmentos de las obras de M. Puig

“…..
_El punto cruz hecho con hilo marrón sobre la tela de lino color crudo, por eso te quedó tan lindo el mantel.
_ Me dio más trabajo este mantel que el juego de carpetas, que son ocho pares…si pagaran mejor las labores me convendría tomar una sirvienta con cama y dedicar más tiempo a las labores, una vez hecha la clientela ¿no te parece?
_ Las labores parece que no cansaran pero después de unas horas se siente la espalda que está un poco dolorida.”
 La TRH             (esta escena ambientada en 1933)


   Diario de Esther
(…) La “E” de Esther, la llevo prendida al pecho. ¿”E” de esperanza? Mi inicial recién comprada brillaba como de oro y ahora todo lo que tengo es una letra de lata prendida al corazón, porque es su puerta cancel “¡Esther!” me dicen con dulzura, ¿y yo como una tonta abro paso a cualquier voz? ¿sincera y afectuosa? ¿ o engañadora y artera?...

La TRH (escena en 1947)


       Primera entrega
               “Era…para mí la vida entera…”
                                                      Alfredo Le Pera

(…) FALLECIMIENTO LAMENTADO. La desaparición del señor Juan Carlos Etchepare, acaecida el 18 de abril último, a la temprana edad de 29 años, tras soportar las alternativas de una larga enfermedad, ha producido en esta población, de la que el extinto era querido hijo, general sentimiento de apesadumbrada sorpresa, no obstante conocer muchos allegados la seria afección que padecía.”.

                                                  B.P.


“…Me parece que estoy encubriendo algo, mis ganas de hablar con alguien que de verás, lo pienso y lo pienso, no sé quien es. Tal vez papá, si viviera. Mamá no, porque sé perfectamente lo que me contestaría a todo. Según ella una mujer tiene problemas porque quiere, porque pretende ser hombre y no mujer…”

          (Escena ambientada en 1975)       P.A.



“El hombre de tus sueños no puede ser un mequetrefe que siga a su mujer a donde ésta diga. Si a una mujer no la domina un hombre la dominan su caprichos ¿no prefieres que te domine yo?”.
                                                                P.A.
“Porque ella era como una criatura todavía no tenía experiencia para inventar unas palabras de esas para gustar a alguien. Y él le contestó, “¿Dónde vas a plantar esas flores?”. Y ella, “Ahí en la puerta misma de la casa”. Y ahí él dijo, “Yo nada de eso, yo las quiero plantar en la puerta de mi corazón”. Ese tipo de charla.”
                                      S A C


“_Usted es como un vampiro. Se alimenta de la vida de los demás. Trate de imaginarse cómo se siente la víctima, mientras la van vaciando, de a poco.
_Aquí hay una sola víctima y soy yo…”

                               M Eterna


“…A mí el sábado me gusta hace r algo más importante, empezar cualquier costura más difícil, como dar vuelta un tapado o empezar un bordado más raro, o ir a hacer una visita de esas más difíciles, a alguien que está enfermo y tenés que darle ánimo, aunque sepas que no tiene cura. O dar un pésame. El sábado es un día que me siento con más fuerzas, para hacer algo que realmente te exige”.
                                                                                       Cae NT

“…En el fondo lo que no le gustó, pienso yo, fue descubrir que él era un desconocido para ella, y que le estaba apostando demasiado a algo que podía resultarle cualquier porquería”

                                Cae N T


“Pero si no tenía nada de verdad urgente, aparte de las ganas de  verlo, quedaba como lo que era, una cargosa. Qué feo es cuando toca ese papel”


    Cae NT

viernes, 17 de mayo de 2013

Ironías, motivadas por Juan José Hernández

Yo no sé qué carajo le habrá visto la Elsa al Turco. La Elsa, nada menos que oficial de la fuerza. El Turco, pobre maestrito de escuela...
Con la Tere no podíamos parar de reírnos cada vez que los veíamos pasar de la mano: la Elsa, que no paraba de engordar desde que se casaron, le llevaba una cabeza al Turco, flaquito, esmirriado.
La Elsa, siempre con cara de culo, parecía no parar de cagarlo a pedos al Turco que, pobre,  se deshacía en sonrisas y morisquetas.
Teresa, en cambio, era una mujer astuta. Con tal de conservarme a su lado, estaba dispuesta a satisfacer todos mis caprichos, por insignificantes que fueran. A la menor insinuación de mi parte, cambiaba de peinado, o dejaba de usar una blusa. En suma, aparentaba tener las virtudes de una perfecta esposa. 
Aparentaba.
La Tere era una mujer astuta. Mirá que dejarme plantado a mí...
Yo no sé qué carajo le habrá visto la Tere al Turco.



                                                 Sergio Cabrerizo


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                                       De aguante
_¡Yo me las aguanto_ dije.
Mientras me secaba, con el revés de la mano,  los charcos que, gracias a los tirones de pelo de mi hermanastra, me inundaban los ojos. Ella no quedó mejor.
La miraba de rabo de ojo, mientras la China alias “la Loli”, le ponía paños de salmuera para deshinchar los golpes.
_Ni yo sé o que me pasó_ siempre dando lástima, más sumisa que gato capón. Y de golpe me sale el indio, mejor dicho la india, como me dice la Loli.
Yo estaba bien acostumbrada a que la Loli me tire de los pelos por cualquier cosa, hasta a decirle Loli, me acostumbré. Que viene a ser un seudónimo o algo así. Porque ya no le gusta que le digan Arsenia; y como es hija única y ahora ya es señorita, le ha dado por refinarse.
Pienso que la culpa tiene que ser de esos diarios que le compran a Tarzán, cuando pasa vendiendo a la siesta, que le dicen así porque anda a los gritos y no se le entiende nada.
De ahí que ella copia las modas y me hace hacer unos fruncidos para acá y para allá. Y sale toda emperifollada, para mandarse la parte nada más,  por más que se esfuerce por hablar a lo fina y le diga montículo al alto de bosta de vaca o “¡dejá de ulular!” cuando yo pego un alarido si me saca los pelos. Igual sigue siendo una pobre pajuata, que no sabe hacer nada y aunque a mí me diga que soy una cuchufleta bastarda no me importa porque yo sirvo. ¡Y bien guapa que soy!
La cosa vino por una pollera a la que no le marqué las tablas para planchar; tenía apuro porque se pasaba la hora del recreo de los presos en la cárcel, por unas monedas les hacía los mandados; y si llegaba tarde, me ganaba el Tito boleón.
La cuestión es que me revisó la ropa antes de que saliera y me prendió de atrás cuando me iba yendo. A mí como nunca me agarró un no sé qué, me di vuelta y le empecé a dar como para que tenga, como no le dieron en su putísima vida.
La Loli me quería separar y gritaba: “A mi hija no, guacha. Vas a ir a parar a un reformatorio con las monjas. Ahí vas a saber lo que es bueno”.
Yo a ella la empujaba con mucho respeto, pero igual la mandaba lejos.
“Ya vas a ver cuando llegue tu padre”.
Y ahí se me prendió la lamparita.
-Yo también tengo para contarle_ les dije_  cada dos por tres se hace la rabona y en vez de ir a la escuela se esconde en las cinacinas con el Hereñú y más de una vez la vi de puntitas de pie para alcanzar a besarle.
Y con eso bastó, se quedaron quietitas.
Después en su cuarto, ella buscó el recorte de diario donde se explicaba el difícil maquillaje Cleopatra tan de acuerdo con su peinado y ayudada por el rimel, el lápiz y los pinceles convirtió su rostro infantil en una máscara de ojos inmensos, atónitos, ante la entrada del pa’, con miedo de mi amenaza.
Me sentí por primera vez ganadora y ante el silencio de las dos, secándose el lagrimeo, las miré desafiante y dije:
_Yo me las aguanto. Yo me las aguanto._

                                                Marta Enrique
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Genaro
Inesperadamente la avaricia te coquetea e intenta
velozmente intimidarte. Débiles ante semejante proposición creemos saberlo todo y cuando menos lo esperamos, la noche cae sin avisar. Y que sería sin todos esos chismes baratos que adornan las vidas de unos cuantos y mortifican a tantos otros. Tratándose de nosotros, acomplejados por naturaleza y complicados por convicción, nos encontramos buceando en las más aterradoras profundidades, en busca de indicios por justificar. Decenas de historias desterradas y otras clavadas como anzuelos desangrándonos la piel como si fuésemos corderos. Infancias olvidadas y adolescencias ignoradas. Cada tanto un buen recuerdo nos cachetea para que comprendamos que aun seguimos vivos. Y ,por qué no mencionar la historia de Don Genaro. Se despliega ante nuestros ojos lobos disfrazados de corderitos. ¡¡¡Cuántos hemos vistos!!! ¡¡¡Y cómo nos han engañado!!!.  Don Genaro era del tipo que todos definirían como un hombre de principios, sin embargo… . Sus bajos instintos cada tanto lo traicionaban, no resistía los cuerpos contorneados. Salivaba ante la presencia de alguna refinada mujer y casi siempre ardía como si fuese un gigante dragón, enfurecido expulsando llamaradas de deseos. Su vida tenía muchas historias e infinidad de mujeres que hábilmente supo adular. Su fama de mujeriego hizo estragos en la comunidad. Había sido un veleta, un picaflor, pero la culpa no era de él, que en el fondo tenía un corazón de oro, sino de las mujeres que como perras alzadas se le ofrecían descaradamente… .
                                    Natalia Samburgo
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Las veo salir de la escuela con las polleras más corta de lo que debieran. Tan candorosas ellas, con esa vestimenta. Pero yo sé cómo son. Lo digo, aunque me gusta la rubia de 4ºC  y, me parece que me estoy enamorando.
¡Qué tonto que soy! Pero es más fuerte que yo.
Las veo y tengo que llevarme la mano al pecho, disimuladamente, claro; porque mil caballos galopan en mi pecho y no puedo aquietarlos.
Pero no. No puede ser, si mamá no se cansa de decirme que son unas puercas y unas tramposas, que debo someterlas a mi voluntad y de ningún modo dejarme atrapar, excepto si logro seducir a una rica heredera…Ella no parece serlo.
Tendrá razón la torcida de mamá (perdón mamá).
Para mi son unos ángeles, unas diosas. Y lo de puercas, que lo sean conmigo, yo las dejo, especialmente a mi rubia.

                                       Elisa González

Fedreico García Lorca

Estudio sobre el “Romancero gitano”.
De Federico García Lorca
Federico García Lorca es sin duda una de las personalidades más destacadas de la Generación del 27, tanto por su producción literaria como por su participación en la vida cultural. Su obra poética y teatral son uno de los referentes más importantes de la historia de la literatura universal.
Como hemos dicho, Lorca forma parte de la Generación del 27, un grupo de escritores que se caracteriza por su predilección por los movimientos estéticos vanguardistas, aunque, a diferencia de los escritores de la Generación del 98, no rechazan la literatura anterior, de la cual heredan las formas y los temas de la lírica popular (Romancero y cancionero tradicional) y de la culta (Góngora, Quevedo, Juan Ramón Jiménez, Bécquer, Antonio Machado, etc.).
Por este motivo, el Romancero Gitano es una de las obras más representativas de la época porque funde a la perfección tradición y vanguardia. Fue escrita entre 1924 y 1927 y publicada en 1928 en la editorial Revista de Occidente con gran éxito popular.
Si hablamos de corrientes poéticas, podemos situar la obra dentro del Neopopularismo, el cual trata de renovar la lírica tradicional, alejándose de la literatura elitista y universalista del Modernismo y de la frialdad y el hermetismo de las Vanguardias.

Cabe destacar que ningún libro de poemas en español se ha vendido tanto como éste. Quizá esto se deba a que la obra ya era famosa antes de ser publicada, pues el mismo Federico García Lorca recitaba sus poemas en reuniones formales e informales tanto antes como después de publicar la obra y, además, algunos de los romances ya habían aparecido en varias revistas literarias. El mismo Lorca dijo: "Es mi obra más popular, la que indudablemente tiene más unidad y es donde mi rostro poético aparece con personalidad propia, y lo llamo gitano porque el gitano es lo más elevado, lo más profundo, lo más aristocrático de mi país, lo más representativo de su modo y el que guarda el ascua, la sangre y el alfabeto de la verdad andaluza y universal"
Quizá, una de las críticas más duras que recibió el poeta sobre su libro fue de la mano de Salvador Dalí, amigo íntimo. El pintor decía que gran parte de la obra estaba "ligada en absoluto a las normas de la poesía antigua, incapaz de emocionarnos", y que el libro pecaba de “costumbrismo” y "moviéndose dentro de la ilustración y de los lugares comunes más estereotipados y más conformistas".
Hoy en día, toda la obra de Federico García Lorca, incluido el Romancero Gitano, se encuentra en dominio público por haber transcurrido 70 años desde la fecha de su muerte.
El poemario incluido en Romancero gitano está compuesto mayoritariamente por romances, todos ellos unidos por el estilo y por un hilo conductor temático. Para poder explicar el argumento de la obra vamos a agrupar los poemas según el tema que tratan:
En primer lugar, tenemos una primera serie de poemas que tienen en común el lirismo y la mujer:
Los tres primeros poemas ("Romance de la luna, luna"; "Preciosa y el aire"; "Reyerta") tratan sobre los enfrentamientos del mundo gitano con distintas fuerzas míticas: en el primer poema, con la muerte, representada por la luna (nos cuenta la historia de un niño que encuentra la muerte en una fragua al ser seducido por la luna); en el segundo, el deseo y el instinto masculino, representados por el viento (el viento que acosa a una joven gitana lleno de deseos eróticos); y en el tercero, la lucha y la violencia entre los propios gitanos.
Los cuatro romances siguientes tienen como protagonista a la mujer y sus propios dilemas. El "Romance Sonámbulo" trata sobre un gitano contrabandista herido que, cuando vuelve a casa, se encuentra a su amada muerta por la desesperación de la espera. En la "Monja gitana" nos encontramos una religiosa que se debate entre su fidelidad a Dios y sus instintos de libertad. "Casada infiel" nos cuenta la historia inversa, una mujer casada que renuncia a su fidelidad guiada por sus instintos. Y, por último, en el Romance de la pena negra, Lorca, a través de la profunda tristeza de Soledad Montoya, expresa el sentimiento trágico de la vida de los gitanos.
La siguiente serie está dedicada a tres arcángeles mítico-gitanos. Cada uno de ellos representa una ciudad emblema de Andalucía: San Miguel (Granada), San Rafael (Córdoba) y San Gabriel (Sevilla). Su colocación responde a un orden geográfico. Son poemas muy complejos y herméticos, que contienen una gran cantidad de metáforas.
Seguidamente, nos encontramos con una serie de poemas que tienen en común su carácter épico y los protagonistas masculinos. Esta serie la podemos dividir en dos bloques:
A) Un primer bloque formado por cuatro poemas en los que el gitano se enfrenta a situaciones límite. Prendimiento de Antoñito el Camborio y Muerte de Antoñito el Camborio nos hablan de la dignidad gitana. Un gitano es humillado y asesinado, víctima de la envidia que provoca entre los de su propia familia por sus grandes cualidades. El poema Muerto de amor nos cuenta la muerte de un joven gitano, como resultado de la pena que siente por un amor frustrado. El emplazado relata la obsesión de un gitano por el augurio de muerte que le habían vaticinado, vaticinio que al final termina por cumplirse.
B) El segundo bloque es el Romance de la Guardia Civil. Es un poema conclusivo (por su fuerza y extensión) en el que se presenta la destrucción del mundo mítico-andaluz, siempre amenazado por fuerzas misteriosas que intentan destruirlo. En este caso esta fuerza destructora está simbolizada en la Guardia Civil, quien entra en el poblado gitano destruyendo y matando todo lo que encuentra a su paso.

Por último, tenemos tres poemas que tratan sobre tres leyendas de tradiciones diferentes pero que García Lorca gitaniza para reforzar la concepción mítica y universal de lo gitano. En El Martirio de Santa Olalla, el poeta Lorca acude al mundo paleocristiano para relatarnos la persecución y tortura que sufrió su personaje por parte de los romanos, igual que los gitanos con la Guardia Civil. El poema Burla de don Pedro a caballo nos lleva al mundo literario. Es un poema sobre el olvido y la soledad representados en la falta de amor de un caballero. Por último, Thamar y Amnon se basa en el Libro de Samuel, una historia bíblica que narra la historia de amor de un incesto entre Thamar y su hermano Amnón. En esta ocasión, recurre al mundo del Antiguo Testamento.
Personajes del Romancero gitano
Más que de personajes, en el Romancero gitano, al ser una obra poética, debemos hablar de temas. Es cierto que en cada poema nos vamos a encontrar unos personajes protagonistas de la acción (el niño al que se lleva la luna, la casada infiel, etc.), pero lo que destaca y con lo que nos debemos quedar son los entes temáticos que trascienden en cada poema. Estos son los verdaderos protagonistas en el Romancero gitano: la violencia, la muerte, el amor, etc. Vamos a ir desarrollando cada uno:
Las creencias y códigos gitanos chocan directamente con el mundo convencional, lo que provoca tensiones y derramamiento de sangre. La consecuencia de esto es muchas veces la muerte.
Amor       Aparece ligado a la muerte y a la violencia y es fuente de frustración. Es un amor destinado al fracaso que aparece bajo la forma de erotismo carnal y turbador.
El gitano
El gitano de la obra no es folclórico, sino, un símbolo de lo andaluz y de lo universal. El gitano representa la marginación social y lo exótico, los impulsos naturales. Además es el prototipo de hombre libre que lucha contra la coacción y la violencia social. Representa los grandes sentimientos humanos, como la pena negra. El gitano está sometido a un destino trágico que singulariza cada uno de sus actos. La forma de representar al hombre y a la mujer gitanos en la obra es muy tradicional, influido inevitablemente por la época en la que fue escrita:
El hombre gitano: tiene una actitud la mayoría de las veces pasiva, a diferencia de las mujeres que son las que se quejan y lamentan. Podemos definir al hombre gitano del Romancero gitano como maduro, sensato, tranquilo, protector y muy influenciado por las costumbres de su raza. Del físico poco podemos decir, pues a lo largo de la obra apenas nos vamos a encontrar descripciones físicas. Uno de los gitanos más representativos es Antoñito el Camborio. Éste es la mitificación del hombre gitano: joven, con buena situación social y económica, proveniente de la aristocracia gitana, un valiente héroe, etc. Es por esto por lo que es muy envidiado entre los suyos y es esta envidia la que lo lleva a ser asesinado por sus propios primos.
La mujer gitana: a diferencia del hombre gitano, de la mujer vamos a tener descripciones tanto físicas como psíquicas. Se caracterizan por su pena o tristeza y su debilidad ante las dificultades, provocando que la figura masculina tome fuerza y resalte su papel protector. Además las caracteriza como símbolos del sensualismo y el erotismo. Físicamente Lorca las caracteriza con los rasgos propios de su raza, por ejemplo con melena de pelo negro. Soledad Montoya o la monja son la perfecta representación de la mujer gitana.
La pena negra
El autor no nos habla de la pena negra como tal sino que a través de la protagonista del poema, Soledad Montoya, nos transmite su significado. Es decir, para evocar mejor ese sentimiento, para diferenciarlo de otros, para hacerlo más humano y más cercano al lector, Lorca decide crear un personaje que lo dote de vida y que lo exprese a través de la voz de una persona concreta. El propio García Lorca dice: "La pena de Soledad Montoya es la raíz del pueblo andaluz. No es angustia porque con pena se puede sonreír, ni es un dolor que ciega puesto que jamás produce llanto; es un ansia sin objeto, es un amor agudo a nada, con una seguridad de que la muerte está respirando detrás de la puerta".
La Andalucía que nos muestra Lorca es la Andalucía que no se ve, la Andalucía que se siente: la Andalucía milenaria, del “Duende”, de la pena negra, una Andalucía oculta, antipintoresca, antifolclórica, antiflamenca.
La obra "Romancero gitano" pertenece al género literario lírica. Está formada por 18 poemas de extensión variable, mediante los cuales se renueva la fórmula del viejo romance. Todos los romances están unidos por el estilo y por un mismo hilo conductor temático. Sólo los tres últimos romances, llamados “Tres romances históricos”, están separados del resto formando un apartado independiente.
Como ya indicamos en el apartado “Argumento”, los 18 poemas se pueden clasificar de acuerdo a unos temas, formando una estructura homogénea. Los temas tratados son: la violencia, la muerte, el gitano, Andalucía y el amor.
En cuanto al estilo poético de Lorca, el "Romancero Gitano" está formado mayoritariamente por romances excepto el poemas 6 (La casada infiel) que comienza y termina con una copla; el 14 (Romance del emplazado), en el que el primer verso asonantado marca la rima.; y el 17 (Burla de don pedro a caballo), que no sigue el esquema tradicional. Todos son octosílabos menos el poema 17. La mayoría presentan una única asonancia, excepto el 2 (Preciosa y el aire), el 16 (Martirio de Santa Olla) y el 17 que no se ajustan a esto.

A lo largo de la obra vamos a encontrar fusionados elementos de la dramática (diálogos), la narrativa (acción) y la lírica (comentario expresivo): todos los romances tienen como punto de partida un hecho, anécdota, etc., están envueltos en una atmósfera lírica (exclamaciones, estilo del texto, etc.) y, además, algunos romances aparecen escenificados (diálogos, cambios de escenario, etc.)
Con esto vemos los intentos de García Lorca por renovar el viejo romance. Sin embargo, tampoco olvida la tradición, a la cual nos remite constantemente a través de, por ejemplo, el tono y el ritmo que recuerdan al "Romancero viejo"; la fusión entre lo culto (técnica y recursos) y lo popular (temas, tono, ritmo, etc.); recursos concretos (escasez descriptiva, fórmulas paralelísticas, preguntas dirigidas al público, etc.), pero sobre todo, a través de las múltiples ocasiones en las que recitó sus poemas para reforzar su carácter oral.
En cuanto a los recursos estilísticos destacan la metáfora, los símbolos y la personificación.
La metáfora es una de las figuras retóricas que está muy presente en el Romancero gitano. Parte del prestigio de la obra se debe a la innovación y brillantez de sus imágenes. A lo largo del libro podemos encontrar metáforas de todo tipo: vanguardistas, populares, surrealistas, etc. Sin embargo, predomina la metáfora pura lo que, en algunos momentos, provoca desrealización y hermetismo. Sin duda es en la metáfora donde vemos la influencia que Góngora tiene sobre Lorca.
De los símbolos podemos decir que son los elementos naturales los más utilizados por el autor y siempre están concebidos como realidades con sentido maléfico (la luna, los metales, la cal, etc.). La poesía de Lorca evoluciona de la metáfora al símbolo y del símbolo al mito.
La personificación es un recurso constante en el Romancero gitano. A través de él, Lorca intenta dar vida a lo inerte, humanizando animales, animalizando objetos, situaciones, etc. Con esto consigue dramatizar la acción, activar el fatum (anticipaciones, premociones, etc.). Acaba por gitanizar el universo para hacer universal al gitano.
Realismo y el sensualismo. Ambos unifican los dieciocho poemas del Romancero gitano.
En cuanto al primero, podemos decir que a lo largo de la obra hay una perfecta armonía entre la imaginación para crear metáforas y la realidad. Lorca consigue esto mitificando los acontecimientos reales (la muerte de un niño en ausencia de sus padres, la joven gitana que tiene miedo a la tormenta, etc.). Sin embargo, no sólo estos hechos tienen una base realista, también es identificable la base real de cada metáfora.
En cuanto al segundo, la poesía de Lorca se dirige a los sentidos. Las imágenes, metáforas y expresiones nos transmiten un sin fin de imágenes visuales, de tal forma que pareciera que estuviésemos delante de un cuadro más que de una composición poética, pero no sólo eso, sino también sus versos nos despiertan sensaciones auditivas, olfativas, gustativas e incluso táctiles.

Romance de la luna, luna
A Conchita García Lorca

La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.

En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.

Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.

Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.

Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.

Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.

El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.

Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.
Cómo canta la zumaya,
¡ay, cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.

Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.
...oooOOOooo...

jueves, 2 de mayo de 2013

Angelito con hipérbole, Cecilia Sánchez

Angelito con hipérbole

Angelito era claramente la aguja del pajar. Visualizarlo en la playa repleta de sardinas ahumándose, esquivando un sol que castigaba con armas más efectivas que la imagen de un culposo infierno; apartando con los dedos ya amoratados el sudor agrio que manaba como cascada de la frente y sosteniendo, por si fuera poco  seguir siendo un cuerpo sólido, la sombrilla apolillada; la heladera; los botes inflables que podían contener a mis hijos y a un transporte escolar; las reposeras; los termos; y un sin fin de bártulos por los que finalmente lográbamos ser vistos desde la otra orilla del Paraná. No era una tarea para dejar librada a cualquiera.

Una vez que dábamos fin a la ceremonia de instalación, atravesando episodios en los que no faltaban codazos torpes, bronceadores aplastados y las repetidas recomendaciones siempre ignoradas por todos; ya podíamos distendernos preparados para que ninguna eventualidad fastidiase una  tarde de río, tejo, pelota paleta, lectura chimentera, sandwichitos de atún, cervezas, caminatas; incluso, encontrábamos tiempo para discusiones tras alguna mirada mal disimulada.

Siendo otra vez sólo dueño de mi cuerpo y con todas las facultades a disposición, comenzaba a poner a prueba mi vista de lince, la cual se me hacía necesaria para distinguirlo. Ángel era tan flaco e insignificante, sus modales disminuidos, la mirada hecha de sombra; y para colmo, las hilachas que colgaban de la cabeza, tan doradas como la arena, que me prometí por milésima vez regalarle el traje de baño con la combinación más intensa de colores y formas ridículas que encontrara en la ciudad.

En esos momentos, me figuraba la imagen de mí mismo como la de una inmensa tortuga milenaria, la paciencia me resguardaba de los infartos, pero, paradójicamente me demostraba las dimensiones desproporcionadas que podía adquirir la vena en la sien de Margarita…

                                                          Cecilia Sánchez