lunes, 17 de septiembre de 2012

Poemas de Reynaldo Uribe

Casa de vidrio
a Inés Santa Cruz

Resistencia
no es
invitación al
exorcismo.

Intemperie
para el militante de la vida
es sitiar el espejo,
respirar juntos,
convocando
la palabra.

Deseos de mañana

Una baba verde
crece
por las paredes viejas.

Tal vez un sueño
de futuro
o muertos
que resisten
el olvido.



Noticias de este lugar 
No quiero vaciar
ni lastimar palabras
que soñaron en mi cama.

No quiero
devolver esas palabras
                             mágicas
que supieron restaurar
voces enclaustradas
escondidas
        viejos cantos
la risa
los primitivos y olvidados
rituales del amor.

No quiero resucitar traiciones
en mi rostro ni en mis manos que
cuidan la tibieza de su piel.
Quiero que la vida
me traiga su voz cuando
se hable de amor
                     que su palabra
estribe en mis oídos,
guarde día a día
lo que fue
          lo que será,
lo que no dejaré escurrir
entre mis dedos.

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De noche
                de mis libros
resucitan otras vidas
que danzan
               me acosan
luchan
              aplastan
una a una mis palabras.

Después
al levantarme
lavo la sangre de mis manos
y acomodo
mis últimos despojos.

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Los testigos                       
El futuro esquiva mi mirada.
Entre sus ojos y los míos hay un espacio hueco
que desarticula todos los límites posibles.

No puedo condenarlo.
Yo no desciendo de los dioses
ni tengo la inmortalidad de la piedra:
apenas
soy capaz de vagar entre permanencias de otros
y mi memoria sirve
todavía
para reconstruir las ventanas
que me llevan de un mundo a otro
y regresar.

El futuro
tiene miedo a los testigos.

Insomnio
Los fantasmas de la noche
escalan el silencio
                                 como gatos
y se acercan a mi cuarto
como un absurdo canto de borrachos.

Después
              como si fueran de la casa
se instalan
en la mitad vacía de mi cama
leen libros olvidados en el suelo
o escriben poemas que te nombran.

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Un café
que se enfría
lentamente
abandonado
en una mesa cualquiera.

Los gritos
de un vendedor mudo.

Tu sombra
calle abajo

ya lejos...

Límites posibles

“uno sólo es lo que es
y anda siempre con lo puesto”
Joan Manuel Serrat

Tal vez el mandato
no sea
digitar otras vidas
sino mensurar
la propia.



Laberintos vacíos


Estaba
en sus sueños,
sólo allí.

No me cuidó,
por eso amanecí
en su imaginario

mi andar

mi palabra.

Revolución

Libertad.
Igualdad.
Fraternidad.

Devuelvo guillotina
generosamente regalada
para el cumple.


Nombres
No pongas
en tu boca
mi nombre.

Está intacto
de especulaciones
envidias
y mentiras.

Llévalo
al panteón del olvido
donde hace tiempo
sepulté el tuyo.


Epitafio para mi tumba

Aquí
duerme alguien
que tuvo la fortuna
de jugar con la muerte.
Un porfiado
que no perdió
ni ganó;
simplemente
amó la vida
y se fue con Ella,
vieja amiga
que lo llevó de la mano
a recorrer tiempos
que le hubiera gustado vivir.

El que aquí está
dejó cuatro árboles en pie
para su orgullo y vanidad:
cuatro puntos cardinales
que marcarán el rumbo
a futuros caminantes.

Aquí descansa
quien tuvo la suerte
de conocer
a la mujer de sus sueños.

No se acuerden de él.
No lo traigan a la memoria.
Está feliz
entre árboles y arroyos,
bebiendo en manantiales
de la tierra
de sus afectos.
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Mi único poema
dirá

me despojo de mí
y te descubro.

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