martes, 1 de octubre de 2013

Letras salvajes

 
ERRAASS SSAA
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Ilustración de portada: "Nude," fotografía de Edmund Rudolph Teske (estadounidense, 1911-1996).
Composición, tipografía y diseño: Alberto Martínez-Márquez
Cuidado de la edición: Alberto Martínez- Márquez
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Letras Salvajes
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EL QUEER CLUB: Guillermo Zayas Martínez [arte] 5 Alejandro Margulis [narrativa] 9 Ivette Rivera Morales [poesí] 21 Fernando Lanuza [ensayo] 27 37 Claude Cahun [fotografía] 40 Susana Rozas [ensayo] 46 Teddy Alexis Rodríguez [teatro] 51 Ángeles Charlyne [narrativa] 53 Melanie Ortiz Reyes [narrativa] 56 Manuela Torres García [arte] 59 Nancy Byrd [ensayo] 65 Ramón Martí Díaz [narrativa] 77 Francisco Nájera [poesía] 83 Camilo Torres [ensayo] 87 George Platt Lynes [arte] 96 Lechedevirgen Trimegisto [ensayo]102 Edgardo Nieves Mieles [poesía] 110 Patricia Schaefer Roder [narrativa]113 4
 
Daniel Torres [ensayo]115 Royerliz García [ensayo] 125 Guillermo Zayas Martínez [arte]136 Lynnette Mabel Pérez [narrativa]140 Eduardo Espósito [poesía]143 Myrna Yamil González [reseña]144 Dionisio Cañas [poesía]146 Lechedevirgen Trimegisto [foto-performance] 148 Alejandro Melero [narrativa]151 H. Roberto Llanos [narrativa]168 Francisco Nájera [ensayo]169 Camilo Torres [fotografía]175 Daniel Torres [reseña] 177 Teddy Alexis Rodríguez [teatro]180 Manuel Tzoc [narrativa]182 5
 
Guillermo Zayas Martínez Abrazo XII
(Óleo sobre canvas sobre madera)
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Homenaje a Andy Warhol y a Brian Theis
(Óleo sobre Canvas)
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Juego de Cuatro
(Óleo sobre canvas)
Autorretrato
(Óleo sobre canvas)
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Luego de dedicar más de una década al mundo corporativo, el artista puertorriqueño Guillermo Zayas Martínez tomó la decisión de estudiar arte y convertirse en artista plástico. Obtuvo un Bachillerato Summa Cum Laude en Bellas Artes con concentración en Pintura de la Escuela de Artes Plásticas de Puerto Rico, donde fue honrado con la Medalla Dr. José R. Oliver a la excelencia del Departamento de Pintura. Sus pinturas figurativas en óleo sobre tela montadas en bastidores tradicionales, están llenas de erotismo y sensualidad, mientras que su trabajo en óleo sobre tela en estructuras de metal bidimensionales posee una mirada caleidoscópica del cuerpo donde también lo místico y lo erótico están presentes. A través de la repetición de motivos extraídos del cuerpo y la imposición de estas imágenes, unas sobre otras, que van desde lo natural a lo geométrico, logra que los cuerpos pierdan su identidad original, para formar parte de otro espacio, un espacio intelectual; animando al espectador a reflexionar sobre las formas y sus significados. Todas sus obras están unidas por un mismo tema: el cuerpo. Guillermo Zayas Martínez ha participado en exposiciones colectivas desde el 2002. En el 2003 fue el ganador del Concurso Agenda Walgreens/Loréal y también obtuvo la Beca Maestre de la Fundación Carlos Maestre. Su primera exposición individual En cuerpo y alma fue parte de las actividades programadas para la semana Basquiat en noviembre del 2006 y nominada por la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA), Capítulo de Puerto Rico en la categoría Prima Obra. Durante el 2007 fue reconocido como Joven Destacado en la Pintura por la Comisión Puertorriqueña de la Juventud y la UNESCO de Puerto Rico. En el 2008 representó a Puerto Rico en la sexta edición de la Feria Internacional Arteaméricas Miami. También ese año su exhibición individual LIBRES sirvió de antesala a la inauguración del Festival de Teatro del Tercer Amor en Coribantes. Actualmente, Zayas Martínez es representado por A Cueto Gallery donde se mantiene activo presentando su propuesta artística. 9
 
Alejandro Margulis ALEX. LA VIDA DE UN MILITANTE GAY (NOVELA) XIII. LA TIERRA DE RAFAELA L a semana previa a la boda, los novios recorren cana-les de televisión y radios dando más notas que las que han res-pondido en toda su vida; sus teléfonos celulares suenan desde las siete de la mañana a las doce de la noche. Los pe-didos de entrevistan llegan de los rin-cones más lejanos, desde los Estados Unidos a China. Los amigos del Face-book y las actualizaciones informati-vas de Google les traen la novedad de su proyección cada vez más internacio-nal. Un contacto de José María les envía un link a un diario del sur de la India donde publicaron un artículo sobre ellos. Conferencias de prensa y hasta guardias en la puerta de la casa se vuelven eventos cotidianos.
-Fuimos tratados como celebrities durante un mes, pero nosotros no so-mos celebrities. No es cómodo. Uno puede estar preparado para dar una nota…Pero no es confortable estar pendiente de que tu vida íntima la es-tán mirando con obsesión…
Sale tanto en la televisión y en los diarios que piden disculpas a sus cono-cidos. La gente los para en la calle, les dice:
-¡Chicos, qué bueno! ¡Se van a casar!
Y si bien no tienen idea cierta de cuándo recuperarán "su vida", les da
por pensar que como mucho podrán ser tres o cuatro semanas de prensa hasta la fecha prevista para el matri-monio en el Registro Civil porteño y que después se irá tranquilizando. La simpatía que provocan en la mayoría de los periodistas locales es alentado-ra: el conductor de televisión Roberto Pettinato invita a sus televidentes a ir al Registro Civil el día del casamiento; Débora Pérez Volpin, una periodista por entonces de Radio Mitre, les hace una oferta insólita.
Ellos están como los músicos frente al lanzamiento de un disco, como los actores ante un estreno. Están como de gira en los medios, y más allá de la cau-sa militante, con la que ella también está de acuerdo, se ve un aspecto afectivo. Son los símbolos, los hitos --como cuando Alex intervino el obelisco enfundándolo con el gigantesco con-dón rosado, como cuando se casó con Juanito en los bosques de Palermo--: irse de luna de miel, qué tiempo les quedaba a ellos dos para estar solos y compartir. Y ellos le dicen que el único tiempo que aprovechan es cuando es-tán solos en el auto yendo de un canal a otro, a otra entrevista.
Debora Pérez Volpin les pregunta si ya tienen todo listo para la boda.
Alex y José María la miran intrigados.
¿A qué se refiere?
Ella quiere saber si tienen los anillos, la ropa, el salón de fiestas, la luna de
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miel, esas cosas. No. Nada. Ni compra-ron los anillos todavía, no tienen dine-ro ni tuvieron tiempo para pensarlo. La nota termina con los buenos deseos de fórmula y al rato de salir del estudio suena el teléfono celular de José María.
Es la periodista con la que estuvieron hace unos momentos.
Les dice que ella quiere regalarles los anillos, y que si no tienen inconvenien-te vayan el sábado por la mañana a una dirección que les va dar: es de un joye-ro amigo que los va a estar esperando.
Y ella va, los acompaña, porque le pa-rece especial el momento.
Cuando el sábado los novios se en-cuentran con ella en la joyería, un poco van discutiendo porque Alex odia usar cualquier tipo de alianzas. José María no: a él le gustan las pulseritas, los co-llares. Alex es como más formal en ese aspecto. Discuten como cuando las mujeres insisten en que el hombre lo use y se ponen quisquillosas con que el anillo exprese un símbolo que va a du-rar para toda la vida, y al hombre lo ú-nico que le preocupa es que se lo tiene que poner. El joyero entiende todo in-mediatamente. Les ofrece un modelo de alianza que tenía preparado.
Es un cintillo curioso.
De plata, ancho, con una especie de guía interna acanalada en el centro de la pieza que permite que dos argollas giren cada una con un movimiento au-tónomo, en paralelo.
-Era más que comprarse unas alian-zas –dice hoy Pérez Volpin-. El joyero estaba a favor de su causa. El tipo es-taba copado con poner de alguna ma-nera su granito de arena, también.
No un anillo solo, sino dos en uno en-tonces, como si por fuera estuviese la institución, de una sola pieza, y por dentro dos unidades sostenidas en un mismo eje compartido.
-Es justo lo que nosotros pensamos del matrimonio –dice José María y Alex está inmediatamente de acuerdo--: no-sotros somos dos personas indepen-dientes compartiendo un proyecto co-mún, de amor y militancia.
Tan contentos quedan con el doble cintillo que ese día nombran a Pérez Volpin madrina del casamiento, aun-que luego será Tati Almeyda, Madre de Plaza de Mayo, a quien le otorgarán ese título para siempre.
Ocurre que una semana antes del pri-mero de diciembre un amigo de Tribu-nales le comenta a Carolina que, como ella sospechaba, efectivamente va a lle-gar una medida cautelar propiciada por la corporación de los abogados ca-tólicos impidiendo la boda. Han encon-trado eco en una jueza civil de la Na-ción. Carolina se dirige directamente a la Cámara de Apelaciones y pide hablar con los jueces, le dicen que espere. En el pasillo ve a los abogados de la Cor-poración de Abogados Católicos en-trando al despacho de uno de los cama-ristas, a ella que la atiende el prose-cretario...
-Estamos apurados por resolver el pedido de una parte –le dice.
-No es procedente en este caso –res-ponde ella--. No tiene legitimidad. No hay ningún daño inminente que podría ocurrir. No hay peligrosidad para la sociedad.
-La escucho.
-Lo que nos preocupa es que se haya iniciado un expediente, una causa judi-cial sobre Alex y José María y que ja-más les notificaron nada. Nos preocupa su derecho de defensa. Nos llama mu-cho la atención que la justicia civil de la Nación esté opinando sobre una sen-
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tencia firme y consentida del fuero contencioso administrativo de la jus-ticia de la ciudad autónoma.
-Lo están estudiando los jueces –dice el prosecretario y le sonríe.
Lo que sea que decidan tendrán que resolverlo antes del primero de di-ciembre.
De modo que Carolina corre con Gus-tavo López a otro juzgado a presentar un escrito, él por la FALGTB y ella por el INADI, para poder ver las fotocopias del expediente de los abogados católi-cos.
Su pedido es rechazado.
Poco después los amigos que Caro-lina tiene en Tribunales le dan la mala noticia:
-Ya salió. La jueza civil, de la Nación, Martha Gómez Alsina suspendió el dic-tamen de Seijas.
La amenaza, la persecución se ha concretado. La homofobia de los gru-pos fundamentalistas incidiendo en los tribunales de Justicia. Algo que nunca hubiera pasado con una pareja no ho-mosexual.
-Lo dañino es que ellos aprovechan su trayectoria, su nombre, su prestigio, su matrícula. Se aprovechan de estar en un lugar privilegiado en la sociedad para meterse por una cuestión de puro pensamiento personal, con argucias procesales, para entrometerse en la vi-da de otras personas –dice ahora Ca-rolina.
-Vamos a hablar con el procurador –y ahí parten López y Carolina.
-Nos llegó el rumor de que se impe-diría el matrimonio. Quiero saber cuál va a ser la posición del Gobierno –dice Carolina.
-Vamos a darle la orden al Registro Civil de que acate la medida –les dice Pablo Tonelli.
Violentando la autonomía del Estado porteño, cuyo único autorizado a opo-nerse es el Jefe de Gobierno, la medida cautelar de los abogados católicos es tomada en cuenta por un juzgado civil de la Nación y este ordena que suspen-den la boda. Y el Estado no parece dis-puesto a defenderse. Alex y José María deliberan con Carolina. Hablan con la responsable del Registro Civil de la calle Beruti cuyo apellido, Seijo, es in-creíblemente parecido al de la jueza Seijas.
Están esperando para casarse pero el desaliento los invade. Tener lo posible ahí cerca y que se los arrebaten así…
-¿Y qué hacemos? –pregunta la fun-cionaria del Registro Civil.
-¡Vos nos tenés que casar igual! –le dice Alex--. Ya tenemos la sentencia.
Aunque no pudieron leerla saben que la frase de la cautelar será "que no se celebre el matrimonio entre Alejandro Freyre y José María Di Bello el día pri-mero de diciembre a las catorce horas", que esa es la fecha y el horario asignados.
-A chicana, chicana y media –dice Ca-rolina y se le ocurre una opción deses-perada: casarlos en otro civil, o en ese mismo y a otra hora; y anotan en un papelito todas las fórmulas para que el matrimonio se pueda celebrar igual.
-Tengo que consultarlo con el Secre-tario de Justicia –dice Seijo, refirién-dose a su superior en la administra-ción de la ciudad; ella tiene la voluntad y el deseo de que el casamiento se con-crete, si hasta ha dispuesto cartelitos con los nombres de los novios y el lu-gar donde van a estar los periodistas y el público.
Y entonces llega el tiro de gracia.
Presionado por su interna, y más cer-cano a la postura que siempre ha sos-
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tenido para con las personas homo-sexuales, Macri instruye a la Pro-curadoría de la Ciudad para que envíe orden al Registro Civil de acatar la me-dida cautelar. ¿Hacen caso a la Jueza de la Ciudad o a la de la Nación? Ante la duda, envían el tema en consulta a la Corte Suprema de Justicia de la Nación (a lo que una semana después res-ponderá diciendo que no es un órgano consultivo). No hay mucho más que ha-cer por esa vía. Así que la noche del 30 de noviembre se torna pesadillesca.
Solo queda volver a recurrir a la jue-za Gabriela Seijas.
Redactan sin dormir un escrito di-ciendo que no conocen nada sobre las medidas cautelares que van a impedir el matrimonio; como no han tenido ac-ceso a ellas piden a la jueza, a primera hora del día, que ordene cumplir con su sentencia. Así que al día siguiente, Alex y José María se ponen sus jackets prestados con toda dignidad y van a enfrentar la injusticia.
También los amigos y los familiares van llegando y suben por las escaleras hasta la antesala del despacho de la funcionaria de la Registro Civil.
Y ahí están su papá, Marcelo, y su es-posa Mirta, que se pegan al televisor mirando la cobertura que, transmitida desde la planta baja, solo suma mayor desconcierto; Gabriel Freyre, que será el testigo de su hermano; y también el hermano mayor de José María, Alejan-dro Daniel, que en eso habían quedado con Alex previamente: que hubiese un familiar directo como testigo por cada uno de los dos.
Un rato antes de la hora pautada pa-ra la celebración del matrimonio llega el secretario del juzgado con una nue-va sentencia de la doctora Seijas orde-nando que se haga cumplimiento de la sentencia anterior, que sigue en firme. No se la quieren tomar en Mesa de En-tradas. El secretario llama por teléfono a la jueza, que no es mucho más lo que puede hacer. Cuando finalmente le re-ciben la notificación se arma un en-cuentro urgente en la sala de reunió-nes de la representante del Registro Civil.
Y ahí están nuevamente Alex, José María, Carolina y ahora también María José Lubertino, todavía como directora del INADI; militantes de las organiza-ciones LGBT y el funcionario del Regis-tro Civil que tendría que realizar el ac-to del matrimonio.
Una reunión hermética y tensa.
-¡Hacelos casar! ¡Que se vayan casa-dos! –presiona Lubertino enfundada en un tailleur blanco ajustadísimo--. Se tienen que ir casados
El secretario de la FALGBT, Esteban Paulón, sube y baja las escaleras del Regristro Civil para articular el acto con los militantes que hay abajo, y que han seguido llegando durante toda la mañana colmando y desbordando el Registro Civil. Y también los respaldan ese día, además de los sobrinos y so-brinas de José María y los amigos y colegas de otras organizaciones, las Madres de la Plaza de Mayo de la Línea Fundadora Nora Cortiñas y Taty Almei-da; Mariana Gras, el socialista Roy Cortina y los diputados Vilma Ibarra, Silvia Ausburguer y Juan Cabandié; y dos hombres cuyo rol será fundamen-tal muy poco después, el secretario de Prensa de la Gobernación de Tierra del Fuego, Leo Gorbacz y el militante del ARI, Facundo Di Fillipo.
Sobre la mesa, a puertas cerradas, es-tá esperando el acta de matrimonio. Es un tomo nuevo, recién empezado, es-crito a mano, con los nombres de Alex
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y José María listos para que firmen ba-jo ellos.
-Yo tengo todo preparado –dice el funcionario que debería casarlos--. Pe-ro claro, me llegó una orden de sus-pender el acto y tengo que acatar.
Le explican que tiene que obedecer la otra sentencia.
¿Cuál sentencia?
La que acaba de llegar enviada desde el despacho de la jueza Seijas. Llaman a Mesa de Entradas para que la suban.
Carolina saca de su cartera la senten-cia anterior.
Alguien manda a traer las medidas cautelares, para analizarlas.
Así que sobre la mesa está ahora el li-bro de actas, la sentencia original de Seijas diciendo que tienen el derecho constitucional a casarse, las medidas cautelares diciendo que no se casarán escritas por un tribunal de la Nación y la segunda sentencia de Seijas diciendo que los casen e intimando al Registro Civil a respetar la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires, a resguardar la seguridad jurídica de una sentencia firme y consentida por las partes.
-O elegís autonomía de la ciudad o crisis institucional --le dicen a la fun-cionaria--. O los casás o te vas a comer un enjuiciamiento por incumplir los deberes de funcionario público.
Y se lo repiten una y otra vez, como un latiguillo.
-Nosotros los queremos casar, pero tenemos que atenernos a la letra de la Ley.
-La Ley es esta, la sentencia firme y la Constitución Nacional.
-Yo al principio no estaba de acuerdo. Después sí. Ah, pero Macri, nuestro jefe supremo dice otra cosa…
-Macri es el Jefe de Gobierno de la Ciudad y por lo tanto debe respetar la Constitución Nacional --dice Alex--. Y también a la Constitución de la Ciudad y la autonomía local, además de a la Justicia. Todo eso está de nuestro lado. No apeló la sentencia en tiempo y for-ma, anunció al mundo que estaba de acuerdo, ahora que cumpla.
Y así van pasando los minutos, las horas, demorando tanto.
Alex y José María, firmes, con sus ja-ckets y los dos ramos de jazmines –comprados por los empleados del Re-gistro Civil luego de hacer una colecta- insisten:
-¿Nos vamos a poder casar?
Y cada vez llega más gente.
-¡Tenemos actitud nupcial! –excla-man.
-Consérvenla, tienen derecho a ca-sarse –les dice Carolina.
Todas las mezquindades, toda la ge-nerosidad juntas en un mismo, peque-ño espacio. La potencialidad de la boda y el acta con las firmas en blanco.
-Pensar que dos firmitas ahí termi-nan el asunto…--dice Alex en ese piso del Registro Civil, encerrado con los funcionarios y los abogados.
Y en la planta baja los periodistas preguntan; los militantes responden; actores y políticos opinan; la gente si-gue llegando y apretándose en la calle, sin entender qué pasa, y nadie sabe en qué va a terminar esa jornada feliz que de pronto, por obra y desgracia de las presiones católicas y de la mediocri-dad burocrática y política, se ha vuelto agotadora.
El Registro Civil ha sido literalmente tomado por los militantes, cientos lle-gan desde toda la ciudad para ocupar ese espacio público dispuestos a no irse hasta que Alex y José María salgan casados. Todos los medios de prensa nacionales y extranjeros cubren la no-
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ticia; la transmisión en vivo alcanza pi-cos de rating que indican el interés del público en acompañar la historia de amor.
Hace horas que Alex y José María ten-drían que haber tomado su medica-ción; Carolina está sin dormir, hecha una pila de nervios por la presión acu-mulada en muchos días. Claudia y la tía Mariana, que llegan más tarde con un ramo de flores, no pueden creer que ni siquiera puedan darle un beso a Alex, encerrado como está discutiendo con los funcionarios; hasta el doctor Jorge Benetucci aparece ese día turbio, sin ocasión de saludar más que a Marcelo que no olvidará su presencia ese día.
-Dejó de tener una relación de médi-co-paciente; evidentemente ya era su mentor –recuerda hoy Marcelo.
Hace calor.
La hora del almuerzo pasó hacer rato y nadie quiere siquiera salir a comprar un sándwich porque si el casamiento llega a concretarse no quiere quedarse sin verlo. Circulan chicles y caramelos, café y agua mineral…
Cuando, finalmente, se cierra el acta todavía hay una nueva discusión. Caro-lina exige que se deje inscripto en el li-bro la razón por la cual no los casaron.
-Ese libro tenía que ser histórico, los casen o no.
Nadie quiere escribir eso en el acta en el momento, y así hoy pueden verse varias letras con la sentencia trans-cripta a mano en la parte de atrás.
Los novios bajan finalmente y dan una exultante conferencia de prensa.
-Tenemos el amor y la razón de nues-tro lado –dice Alex y lo aplauden furio-samente.
Prometen seguir luchando y casarse antes de fin de año. Y se los ve curio-samente bien a los dos, y hasta alegres en un punto cuando dejan de lado los micrófonos y se suben al camión con acoplado del INADI, lleno de globos y de activistas, con el que recorren las calles, desde el Registro Civil hasta Plaza de Mayo, y bailan y cantan y ríen porque aunque la fiesta programada quedó sin efecto se ha conseguido visi-bilizar nuevamente la homofobia en la ciudad.
Una música familiar suena en medio de la garúa finita que empieza a caer esa tarde en la Avenida de Mayo:
-¿A quiééén le importaaaa loque-yo-haga? ¿A quiééén le importaaaa loque-yohaga? Yosoiasí yasíseguiréééé. Nun-ca cambiaréééééé. ¿A quiééén le im-portaaaa loque-yohagaaaaa? ¿A quié-één le importaaaa loque-yodigaaaaá? Yosoiasí yasíseguiréééé. ¡Nunca cam-biaréé-ééé-ééé-ééé!
Es Thalía, nuevamente Thalía acom-pañando a Alex y todos los que han llegado hasta el final y festejan lo que aún no puede ser sabiendo que habrá que continuar intentándolo.
Esa noche el doctor Benetucci siente la necesidad de escribir unas líneas, que hace circular por mail a los pro-fesionales y colegas del hospital Muñiz:
----- Mensaje original -----
De: Jorge Benetucci
Enviado: Martes, 01 de Diciembre de 2009 19:44
Asunto: Varios
Estimados todos:
Hoy estuve en el Registro Civil de la calle Beruti y Coronel Díaz con el propósito de abrazar y acompañar a Alejandro Freyre y a su pareja en el día de su casamiento. Conozco a Alex desde 1990 cuando siendo un adolescente su-po de su condición de infectado. En es-tos casi 20 años de conocimiento hubo
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buenos y malos momentos, algunos crí-ticos, pero pudimos superarlos gracias a su enorme fe en la vida y sus ganas permanentes de avanzar. La vida le dio una pareja y ambos decidieron que estaban preparados para unirse en matrimonio (o como quiera llamar-selo), pero esta decisión se toma en un momento donde la sociedad no parece estar preparada para estos aconte-cimientos.
Así aparecen las órdenes y contraor-denes de los jueces, la aceptación y la no aceptación del Jefe de Gobierno, de los políticos presentes listos para hacer política, criticar a Macri y llevar agua para su molino. Así pude ver a Vilma y Aníbal Ibarra (sí, el mismo que fue destituido por el desastre de Cromañon o Cromagnon, ya que esta es la correcta y aquella es la que se usa), Morgado, Lubertino, periodistas varios como Ma-jul, entre otros, infinidad de noteros de radios y canales, activistas por los derechos de gays, lesbianas, bisexuales y trans, curiosos de diversos orígenes, etc, etc.
Cada uno mandaba su mensaje en im-provisadas conferencias de prensa, ro-tándose y haciendo tiempo para ver si Macri aflojaba y cumplía con la di-sposición de la jueza o pateaba la pe-lota para un costado, gritos y abucheos para la iglesia e invocaciones a la igual-dad ante la ley, a la justicia y otras co-sas.
Pero, antes de desfallecer por el calor, los gritos y los apretujones, me pregun-taba: y el matrimonio? Parecía que era lo de menos.
Durante muchos años asistí a pacien-tes gays, con parejas de años y décadas, con los que compartieron la vida y to-das sus vicisitudes, que los acompaña-ban y cuidaban en su enfermedad hasta la muerte, en muchos casos, y al pro-ducirse esta aparecía la familia del muerto, le pegaban un puntapié al viu-do y se quedaban con la propiedad y con los bienes, sin haberse acercado nunca
mientras estaba vivo y era un "sidoso".
El matrimonio es un contrato civil y lo religioso es otro tema, válido para los creyentes y aplicable a ellos pero el con-trato civil fija los derechos y obliga--ciones de las personas que deciden ini-ciar un proyecto de vida en común y es-to debe ser igual para todos, hombres y mujeres. Todos somos iguales ante la ley y ella nos fija nuestros derechos y nuestras obligaciones.
Tenemos derecho a vivir, a trabajar, a educarnos, a votar, a elegir y ser elegi-dos y porque no podemos tener el dere-cho a elegir con quien vamos a com-partir la vida? Desde cuando el estado puede decidir mandarnos a una guerra pero no nos permite unirnos a la per-sona que queremos en el caso que sea del mismo sexo?
Ya no hay dos géneros bien definidos, hay heterosexuales (varones y muje-res), homosexuales (varones y mujeres), bisexuales (varones y mujeres), hay tra-vestis, y transexuales.
Esto está bien?
En verdad no lo sé pero existen, exis-tieron desde hace mucho, mucho tiempo y ahora se hacen visibles.
Tampoco ya existe un único modelo de familia (mama, papa y los hijos), ahora hay familias formadas por divorciados con hijos propios de cada lado, hay fa-milias con mama sola y los hijos, hay fa-milias donde los dos son papas y no hay mama (aunque alguno de los dos cum-pla con ese rol). Hay travestis con hijos de sus parejas a los que crían bien, en algunos casos mejor que una pareja heterosexual. En fin, hay de todo eso y
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que es lo que vamos a hacer? Prepara-mos la hoguera y empezamos a que-marlos, como en los mejores tiempos de la Inquisición? , los encerramos para no verlos? Ojo que algo de eso ya se hizo!!
Creo que nos debemos un debate amplio de este tema como sociedad y dejar de lado las hipocresías, el doble mensaje. No se olviden que el mayor consumidor de sexo con travestis son los honorables, y heterosexuales, pa-dres de familia.
Perdón por estas digresiones pero sentí la necesidad de volcarlas en este espacio.
Un abrazo
JB
-Nosotros ya salimos del placard, pe-ro todavía hay muchos que tienen que salir de las cavernas –dice Alex a los medios a la mañana siguiente, después de pasar la noche en el hotel Axel, don-de les tenían preparada la habitación para la frustrada noche de bodas, y asegura--: Antes de fin de año o a co-mienzos del otro vamos a poder casar-nos legalmente. No tengo la menor du-da de que la Corte Suprema de Justicia fallará en favor de del reconocimiento de matrimonios entre parejas del mis-mo sexo.
Si cualquiera puede desestabilizar un acto jurídico; si se atentó contra la se-guridad jurídica y el estado constitu-cional de derecho; si con una sentencia firme bajo el brazo, que es ley para las partes, puede impedirse el matrimo-nio, habrá que buscar otras maneras. Ante la impotencia, crece el compro-miso para concretar la meta de fondo, que es el reconocimiento de los dere-chos de todo el colectivo LGBT. Ya no son solo Alex y José María los afectados como pareja sino todas las personas lesbianas, gays, trans y heterosexuales que bregan en defensa del principio de igualdad y del propio estado de derecho.
Pero a su vez, Alex y José María si-guen siendo los que encarnan la his-toria y la llevan a cuestas y ese un capi-tal político que no se pueden dar el lu-jo de desechar.
-Sabíamos que íbamos a tener que ser creativos sobre los términos gene-rales del Derecho --recuerda hoy Caro-lina--. Luego de estudiar varias hipó-tesis, se decidió que la vía a intentar seria el "recurso jerárquico", contem-plado en las normas del procedimiento administrativo. Obviamente, no existía ningún antecedente similar a este planteo. No había parámetro a imitar. La inquietud refería a la fuerza legal de una sentencia firme.
El eslabón siguiente de la historia se multiplica infinidad de veces en los medios de comunicación: lo frustrante de haber intentado casarse estérilmen-te en su propia ciudad, la imposibili-dad de ser felices y reconocidos por el Estado pero también la utilidad pírrica que el obstáculo ha tenido para la ley del matrimonio en veremos.
El INADI eleva un pedido ante la jueza Seijas para que se aplique una multa personal a Macri y a la directora del Registro Civil por cada día que pase sin que ellos estén casados; no sin vi-sión de futuro, solicitan además que todas las actuaciones se giren a la justicia penal para determinar si tanto la jueza cuya orden canceló la boda co-mo los abogados de la corporación ca-tólica que la boicotearon cometieron un delito. Como si de cal y arena se tra-tase, Seijas no entiende que haya que multar a nadie pero sí deja abierta las
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instancias para un juicio a posteriori1, y esa idea continuará rondando, desde entonces, en la mente de Alex como una instancia de reivindicación jurí-dica que fije un precedente para evitar la repetición, en cualquier otra cir-cunstancia, del atropello cometido. 1 "Corresponde solicitar al señor juez com-petente en materia penal que, de conside-rarlo pertinente, tenga a bien ordenar las medidas que considere oportunas para evaluar si la conducta de la doctora (Mar-tha) Gómez Alsina y los doctores Fernando M. Racimo, Juan Carlos G. Dupuis, Mario P. Calatayud (… pueden ser consideradas instigadoras de la conducta renuente de las autoridades del Gobierno de la Ciudad". Seijas, Gabriela. Resolución del 3/12/2009 en el expediente "Freyre, Alejandro contra GCBA SOBRE AMPARO (Art.14 CCABA)". Tomado de "Matrimonio Igualitario". Bruno Bimbi. Ed. Sudamerica-na, 2010. Pero ahora hay otras urgencias.
Noches más tarde, cerca de las once o las doce, a José María se le ocurre una nueva posibilidad. Lo habla con Alex y así como lo comentan llaman a Caro-lina.
-Che, se nos cruzó una idea…Entendemos que no debe ser muy posible pero te la queremos cónsul-tar…Porque sabemos que tenemos un fallo de la Jueza Seijas que es de la ciudad, con lo cual es para cumplir por la autoridad de gobierno de la ciudad pero por ahí vos le encontrás una vuelta para que nos casemos, no sé…¿en otra provincia…
-A ver, a ver, dame un minuto.
Se quedan expectantes.
-Hay que pensarlo --les dice al rato Carolina-- pero algo podemos hacer pra poder concretarlo. La medida cau-telar de la jueza Gómez Alsina no dice
que ustedes no se pueden casar. Sola-mente suspendió el turno que tenían para el primero de diciembre en Bue-nos Aires, solamente en Buenos Aires. No dice nada de que no se pueden ca-sar en otra provincia. Deberíamos en-contrar en cuál lograrlo.
De las provincias que pueden estar a favor hay dos que firmaron el proyecto de ley presentado en el Congreso. Una es Tierra del Fuego y su gobernadora, Fabiana Ríos, no solo apoyó el pro-yecto sino que se presentó junto con el INADI como "Amicus Curae" ("Amigo del Tribunal") ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el caso por el que Rachid y su novia
2 apelaron por su derecho a casarse; la otra provincia es Santa Fe, gobernada por el socialista Hermes Binner. 2 "Rachid, María de la Cruz y otro c/ Regis-tro Nacional de Estado y Capacidad de las Personas s/ Medidas precautorias" (Expte. Nº 90/2008, Tomo 44, LetraR, Tipo RHE, en trámite ante la Secretaría Nº 6) Ese sábado Alex deja a José María en casa quien, con una molestia en el ojo y el malhumor por la situación que están atravesando no tiene precisamente ga-nas de hacer vida social, y sale a cenar con unos amigos.
Ha pasado toda la semana de reunión en reunión tratando de encontrar la punta del ovillo y está exhausto. Así que después de cenar decide ir a una fiesta que organiza para recaudar fon-dos la agrupación JxI (Jóvenes por la Igualdad) del Partido Humanista. Im-posible sacarse el tema del matrimo-nio de la cabeza y cuando se encuentra casualmente con una de las personas que ha estado apoyándolo en el Re-gistro Civil el primero de diciembre; es el legislador porteño Facundo Di Fili-
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ppo, amigo y militante de la Coalición Cívica, y cuando Alex lo ve todo su ins-tinto de supervivencia se exalta. Di Fi-lippo conoce a la gobernadora Fabiana Ríos y a su gente desde hace años, de cuando ella militaba en el socialismo de Santa Fe y también de tiempo des-pués, cuando ganó las elecciones en Tierra del Fuego como candidata del ARI. Y se excita Alex, se siente a mil por hora. Acaba de encontrar a la persona justa en el momento indicado. Y le ha-bla, le habla con la velocidad de lengua que lo invade cuando una idea ha pren-dido en su cerebro.
-Vos podés ayudarnos a casarnos. No le digas a nadie lo que te voy a decir…Estuvimos cenando y vimos que el fallo en contra es en la ciudad de Buenos Aires. Podemos apelar a los tratados internacionales para casarnos en otro distrito. Pensamos en Binner pero lo consultamos y dijo que no. Por ahí no podemos avanzar. Fabiana podría au-torizarlo, ¿no?
-Mirá, dejame verlo; dejame que lo exploremos.
El intercambio es breve pero sustan-cial, la amistad de tantos años rinde frutos y Di Filippo, que efectivamente sigue en contacto con la gobernadora, le abre una buena perspectiva. Di Filip-po habla con un abogado y compañero suyo del ARI, Ricardo González Dorf-man, que se fue de Buenos Aires a Tierra del Fuego para trabajar con Fa-biana Ríos; por él sabe que la go-bernadora está de viaje y luego con-sulta a Leo Gorbactz, el secretario de Prensa y Comunicación Social de la go-bernación que también estuvo presen-te en el civil cuando no se pudieron ca-sar.
¿Se pueden casar allá?
Cualquier gestión progresista estaría orgullosa de poder lograr el primer matrimonio gay. Así argumenta Di Fili-ppo, y su argumento prende.
-Me parece aceptable. Podría avanzar --le responde Gorbactz, que sabe del interés personal que la gobernadora tiene por el tema; la hija de Ríos vive en Buenos Aires y es militante del so-cialismo: también ella fue parte de los cientos de personas que estuvieron en el frustrado acto en el Registro Civil y quedó indignada y triste, con mucha bronca por lo ocurrido. Y la propia go-bernadora siguió todos los detalles por la televisión.
El mismo domingo Alex llama al celu-lar de Di Filippo y quedan en verse en la semana en un bar de Coghlan, donde vive. De modo que Aex y José María su-ben al auto y van a encontrarse con él en un barcito viejo sobre la vereda; ha-ce calor, están los tres en bermudas tomando jugos y gaseosas. Una esquina muy transitada de un barrio tranquilo. José María viste una musculosa blanca; le molesta el ojo, que se le ha puesto rojo e irritado, se lo rasca y Alex le co-rre la mano acariciándole la cara.
-Cuidate --le dice mientras discuten el futuro.
Entonces el legislador les cuenta lo que habló, y ahí los deja en contacto con la gente de Tierra del Fuego. Lo esencial es que no se filtre el plan para que no vuelvan a surgir anticuerpos en contra, coinciden.
-Ellos tenían la claridad del militante político que ve que lo que están por ha-cer cambiará todo a futuro --recuerda hoy Di Fillippo--. Una vez que estuviera el matrimonio iba a ser más fácil sacar una ley. Alex sabía que era una estra-tegia del movimiento y que era coor-dinada con otros activistas que tam-
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bién estaban presentando sus amparos al mismo tiempo que ellos, pero tam-bién sabía que la causa que avanzaba más pronto era la de ellos. Se dio toda una circunstancia. Se alinearon los pla-netas.
Como la irritación en el ojo de José María, no cede Alex lo lleva al policlí-nico de Osplad; les indican un oftalmó-logo de turno, que le diagnostica con-juntivitis.
Hay que ir a comprar unas gotas y de ahí siguen para dar una entrevista te-levisiva que ya tienen pautada. Lo úni-co que querría José María es quedarse recluido en casa pero son días verti-ginosos, no pueden parar, y así van de un lado al otro, de entrevista en entre-vista, de reunión en reunión con abo-gados, periodistas, políticos y funcio-narios. Y es muy amoroso Alex, muy afectuoso en el cuidado de José María; en medio de la vorágine mediática no deja de estar atento, de llevarlo al medico o acompañarlo pero sin estar todo el tiempo encima; lo que no le gusta ya para sí, no lo ejerce con los demás.
-No como otros que se ponen en una actitud demasiado maternal y termi-nan siendo cargosos --dice José María--. Por suerte es así, porque no me lo bancaría de otro modo. Una cosa es que alguien te acompañe, te lleve al médico, te prepare un té, la comida, y otra que te esté encima que si tomaste el antibiótico, que date un baño, que te llaman a cada rato; yo cuando estoy pa-chucho quiero estar tranquilo, sentir-me cuidado, pero descansar y estar tranquilo. Y en eso somos muy pareci-dos.
Abierto el canal político, vuelven a hablar con Carolina y enseguida ella define un plan de acción, que no re-quiere de tratados internacionales, si-no de hacer valer la simple y sabia le-tra de la Constitución Nacional. El "no casamiento" del primero de diciembre, que lo desconoció en la jurisdicción porteña, no descarta que otra jurisdic-ción del país pueda reconocerles su derecho. El fallo de una jueza es "como la misma ley entre las partes". Así hay que hacérselo ver a la Administración General de Tierra del Fuego con argumentos bien fundados, y a esto se enfoca Carolina con su experiencia en los temas constitucionales.
-Ella fue la abogada que consiguió el matrimonio gay en Latinoamérica –dicen hoy Alex y José María sin ningún tapujo.
De modo que entre los tres deciden ir de incógnito a la provincia e isla de Tierra del Fuego. Para preservar el misterio todos los mails, mensajes de texto y frases que se dicen antes de via-jar aluden a la diva italiana Raffaella Carrà, ícono gay de los años 90.
-Muchos dicen que el amor es amigo de la locura…pero a mí que ya estoy lo-ca, es lo único que me cura. Cuántas veces la inocencia rompe con la vulgaridad…venceremos resistencias para amarnos cada vez más…Para ena-morarse hay que venir al sur…lo im-portanteee es que tú vayas cuando quieres tú! Y si sufres no lo pienses más…espera que te pase…¡y vuélvete a enamorar… --dice una de sus cancio-nes más taquilleras.
Y así Alex escribe, entusiasta, sa-biéndose uno de los conspiradores de la epopeya rosa que está por cambiar el curso de la historia de los derechos civiles en la Argentina y toda América latina y el Caribe:
-¡Nos vamos a la isla, nos vemos en la tierra de Raffaella!
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Alejandro Margulis nace en Boston, Estados Unidos,en 1961, pero reside en la Argentina desde 1964. Escritor desde los 15 años, publicó 9 libros de ficción, poesía y no ficción. Editó a más de 30 autores, además de trabajar co-mo periodista, artista, docente y agente literario. Director de la agencia literaria y editorial Aye-sha (1978-1980, Primera Época; 2001 al presente, Segunda Época en www.ayeshalibros.com.ar). Autor de Papeles de la mudanza (1988); Quien, que no era yo, te había marcado el cuello de esa forma (1993); Los libros de los argentinos (1998); Junior. Vida y muerte de Carlos Saúl Menem (h.) (1999); Reconstrucciones de desaparecidos (2002); El mi-to de Babel (2004); Novela de difuntos y colegialas (2009); Alex. La vida de un militante gay (2011) y Gilda. La abanderada de la bailanta (2012). Profesor universitario (UBA, durante 17 años; entre otras instituciones). Colabora con Le Monde Diplomatique, Acción y Clarin, entre otras publicaciones. Alterna el ejercicio profesional con la enseñanza y la representación y guía de escritores aficionados o profesionales, a quienes brinda marketing literario especializado. Coordina grupos de creatividad. www.estandarte.com 21
 
Ivette Rivera morales Hoy amanecí con deseos
de enredarme
contigo
Hoy amanecí
con nostalgia de
tus pechos
Busqué tu foto
en el taburete
de recuerdos
Encendí una vela
con el olor de tus
besos
Te llamé
desesperadamente
con lluvia en mis ojos
Hoy amanecí con tu
sabor en mi cuerpo
Hoy amanecí
vulnerable
a tu recuerdo
LÁTIGO Dolor dulce demonio que me acompañas
entristeciendo el cielo azul
de mi alma…
¿Hasta cuándo vas a perseguirme
como si fueras una sombra
oscura, flaca, silenciosa?
¿Por qué no te largas? ¿Por qué sigues
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empeñado en tocarme,
aferrándote a mi espacio, mi forma, mi vida?
Dolor sabes muy bien que no te rechazo
aunque a veces quisiera mandarte al carajo
y jamás saber de ti.
Me jode sentirte
me dejas cansada, agotada, sin fuerzas.
Cuando te veo, te siento y te lloro
necesito dormir,
soñar, volar hacia otro rumbo interno
para así recargar mis energías,
olvidarme de que existo,
de que vivo.
Sólo de esa manera
puedo acceder a sentir
otra vez tu presencia.
Dolor dulce demonio
que me habitas
acaba ya tu parte.
Abandona por siempre mi
corazón.
Dime qué debo hacer
para sacarte
de aquí.
Háblame,
cuéntame cuál es tu plan
tu estrategia,
tu necesidad de requedarte
tanto tiempo.
Dolor dulce demonio
triste rencoroso, resentido
hazme tuya por última vez,
posee mi cuerpo, mi ser, adéntrate
en mis sentimientos.
Haz esta noche que sienta
toda esa tristeza que llevas
hundida tan lento,
rompe el cruel silencio
de los vientos
navega mi alma,
sintiendo momentos.
Dolor, te siento cada vez más débil,
por fin ya sé que no eres eterno.
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ANOCHE ROMPÍ MI VICIO CONTIGO Anoche mi mente te reclamó
como si fueras
alucinógeno divino.
Anoche mi cuerpo tembló,
sintió frío,
sudó
y me exigió
ir a tu encuentro
Anoche necesité más
que nunca
la metadona de tu abrazo
la cura de tus palabras
el hechizo de tu mirada
el pase de tu cariño
Anoche el alcohol
no fue suficiente para calmar
mi delirio
Anoche bailar con otras para enajenarme,
me hizo encontrarme
con tu respiro.
Anoche me hubiese encantado
estar a tu lado.
Sentir tu olor.
Darte un solo beso.
Abrazar tu cuerpo al mío.
Anoche rompí vicio de ti.
Anoche sentí mucho dolor.
Necesité estar contigo.
Anoche me estremecí
en llanto,
recordándote, mirándome,
deshojando
mis sentimientos.
Anoche te extrañé
como si fuera la primera vez
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que no te tengo.
Anoche traté de romper
mi vicio contigo.
Apareciste al principio tibia
me besaba tu abrazo
me sonreía tu risa.
Me fui volviendo hiedra
en tu cuerpo
Musa serena.
Fuiste edredón en el frío
fuiste hielo en el verano
fuiste agua prístina
en mi vaso de vida.
Te bebí completa
sintiendo el dulce
de tu coco
de agua fría.
Después,
fuiste evasiva
viejos temores se acunaron
en tu espalda,
te volviste otra,
distante,
ajena
de mis días.
Fuiste sombra en la luz
de tu oscuridad.
Fuiste luna nueva
nunca llena.
Fuiste nube que borró
el azul del cielo tropical.
Ya no estás
en el firmamento
de mis días.
En momentos como ahora
que cuestiono
el misterio de la muerte
tu alma no me abraza,
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tu voz no me consuela
no estás conmigo en la tristeza.
Tu partida duele más,
que el dolor de la perdida.
HOMENAJE A SAFO Déjame en paz
para escuchar el tibio ruido de tu rostro
plasmándose en mi piel,
para beberte por última vez
en el cáliz de mi vulva que se desangra
con el dolor de tu recuerdo.
Déjame en paz…
¿Acaso te has enceguecido con la noche
negándote a mi reclamo de lluvia pervertida,
otra vez amarte luna mía?
iDéjenme en paz!
todos ustedes hombres necios
intentando descifrarme en
símbolos del lenguaje
¿Acaso no saben que soy el silencio de los mares?
¿Acaso desconocen mi rumbo?
Si soy solo una
MUJER
que clava y se clava con otra
cuando quiere…
Estoy hambrienta de ti,
De tus besos, de tu cuerpo
de este deseo impúdico
por robarte un te quiero.
Nada: Libros, poesía, diversión, trabajo
Nadie: sobrin@s, amantes, amigas
logran llenar este espacio escondido que tengo contigo.
Estoy hambrienta de ti, del placer inmenso
de un abrazo tuyo,
del calor intenso de un roce de labios.
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Trato y re-trato de concentrarme en el trabajo
la tarea, lo cotidiano y vulgar de un día cualquiera.
Pero mi mente está en huelga
de pensamientos caídos
efímeros, sentidos.
El corazón suspira en el pecho contraído.
La sangre alardea por todo mi cuerpo,
mi alma se inquieta con tu solo recuerdo.
Busco desesperadamente consuelo
en el cielo azul, en el verde monte
en la blanca espuma del horizonte.
Respiro e invento palabras
para este sentimiento,
pero todo es inútil, vano, vacío.
Estoy hambrienta de ti
y es raro
hace mucho, mucho tiempo
no me sentía así.
Te llamaría ahora mismo,
pero no, mejor te pienso
imaginándote y ruego tenerte
en libre albedrío.
Ivette Rivera Morales nace en Puerto Rico en 1968. Poeta, narradora y editora. La mu-sa la lleva impresa en su ADN, gracias a las ancestras quienes le señalaron el camino a la creación. Su poemario
El exorcis-mo de tu piel fue publicado en 2011. Sus poemas fiuguran en revistas, pe-riódicos y medios electrónicos locales e internacionales. Además publicó cuento y poesía en las antologías: Ca-chaperismos (2010) y Homoerótica (2012). Su poema "Ignominia" ganó el premio del público en el Certamen Versos por la Libertad de Amnistía In-ternacional de Puerto Rico (2012). Trabajó como editora en un periódico de publicación mensual. En el 2009 se graduó de la Maestría en Creación Literaria en la Universidad del Sagra-do Corazón. En actualidad trabaja en la publicación de su tesis la cual es un libro de cuentos. 27
 
Fernando lanuza AMOR ANAL En el reino del sexo, gobierna la vergüenza. Michael Warner E l amor y el ano parecen dos palabras hechas para nunca pronunciarse jun-tas en una misma oración. Amor anal antitético. El amor en la lista de lo no-ble; el ano en la gran fosa de la ver-güenza donde no es grato caer, aunque a veces evitarlo sea imposible. La gran incógnita que bordea este escrito es la siguiente: ¿Puede el ano ser un espacio de reflexión amorosa?
Bosquejar la posibilidad de un amor anal precisa al menos dos cues-tionamientos importantes. El primero es sobre el amor como una construc-ción social heterosexual; el segundo gi-ra en torno a la vergüenza que social-mente se le adjunta al ano.
Empezaré por atrás, por plantear los vínculos entre el ano, sus usos, sus desusos y la vergüenza. Me apoyo par-ticularmente en un ensayo de Michael Warner (2000) titulado
The ethics of sexual shame
(La ética de la vergüenza sexual). En un segundo momento, plan-tearé la noción de amor dentro del marco del régimen de la heterosexua-lidad, como aquel amor basado en una práctica corporal específica. Por moti-vos estratégicos, transitorios y no exhaustivos, este amor será nombrado el amor penevagina heterosexual. Re-tomaré aquí un poco de psicoanálisis junto con algunos teóricos queer. Finalmente, se propone repensar la amistad como una posibilidad alterna al amor penevagina heterosexual, se-gún algunas notas del pensamiento de Michel Foucault. I. Vergüenza Está muy en el uso cotidiano del término, referir la vergüenza a uno mismo o a otro, la vergüenza propia versus la vergüenza ajena. Sería bueno preguntarnos por qué ésta, la vergüen-za ajena, es tan frecuentemente sentí-da, sufrida, sostenida. ¿Qué comparten aquél que comete un acto vergonzoso y aquél que, como testigo, se hace de la vergüenza que no le corresponde a pri-mera instancia? ¿Por qué somos tan prestos a embargar la vergüenza de los otros? ¿Cuándo esta vergüenza se vin-cula con la violencia hacia otros? Res-puestas a estas preguntas empezare-mos a buscar en el tema de la sexua-lidad, con particular énfasis en el ano como lugar de infamia. Michael Warner (2000) comien-za un libro escrito en 1998 con la si-guiente afirmación: Tarde o temprano, feliz o infelizmente, casi todo el mundo falla en controlar su vida sexual. Quizá como una compen-sación, casi todo el mundo tarde o tem-prano sucumbe a la tentación de con-28
 
trolar la vida sexual "de alguien más" (pág. 1)3. 3 De aquí en adelante, la traducción del texto inglés queda a cargo del autor de este escrito. La vergüenza propia y la ver-güenza ajena comparten aquí un terre-no común: la sexualidad. De ésta, siguiendo a Warner, una no puede li-brarse. Además, con la cita también se hace evidente que el malestar con la propia sexualidad es el principal moti-vo de ataque para la vida de otras per-sonas. Es como si se intentara corregir lo incorregible de la propia sexualidad en la sexualidad ajena; corregir al otro por no poder corregirse uno mismo. La sexualidad es entonces fuente de ver-güenza, y ahí estamos todas.
¿De dónde proviene esta ver-güenza o por qué uno sentiría ver-güenza por su propia sexualidad? War-ner nos da un acercamiento de res-puesta, flirteando de paso con el psico-análisis. Sostiene que quizá el sexo no guste, llene de aversión y vergüenza a la gente, porque es una ocasión para perder el control, porque posibilita la confluencia de la consciencia propia con los más bajos órdenes de deseo y sensación animales, por las confronta-ciones crudas entre poder y demanda (pág. 2). Sáez y Carrascosa (2011), ha-blando del ano, sostienen una idea similar cuando dicen que lo anal, de al-gún modo, es un recordatorio perma-nente de esa fragilidad de nuestro cuerpo, de esta estructura "de orificio" que nos atraviesa, y de la que no que-remos saber nada. (Pág. 93).En esta conjetura, uno puede deducir que la sexualidad y el sexo son para los su-jetos siempre fuente de vergüenza y
que, como Warner sostendrá, intentar deshacerse de dicha vergüenza con-llevaría deshacerse de la sexualidad misma, cosa a la que difícilmente po-dríamos atenernos.
¿Qué estamos dispuestos a hacer entonces con nuestra vergüenza, antes de intentar adjudicársela a alguien más? La respuesta de Warner como la de muchas otras en lo Cuir apuntará a la ética. Volveremos a este punto más adelante. Hay muchos lugares co-munes, desde el albur y el chiste hasta la impenetrabilidad del ano como sig-no de una supuesta verdadera hom-bría. Todo lo sucio, lo desagradable, lo oloroso y lo pegajoso confluyen en una sola zona para intentar desacreditar el placer a producirse. De nuevo, se transmite la necesidad de la vergüenza como defensa ante la propia sexuali-dad (¡Ten vergüenza muchacho!); el de acá siente su propia vergüenza como proveniente del de allá; su propia analidad está puesta en juego. ¿Por qué causa tanto alboroto el sexo anal? ¿Por qué parece tan vergonzoso practicarlo? ¿Por qué parecería haber en él una vergüenza sólo comparable con otras prácticas igualmente desa-creditadas en lo social? Seguramente, el compromiso con el otro es tanto que el recurso primero para deshacerse de la vergüenza propia seguirá siendo el intento de corregir en el otro lo que no es corregible en uno mismo.
Ahora bien, en lo Cuir el sexo anal será precisamente un elemento importante en la sociabilidad de los sujetos. La vergüenza de lo anal será un millón de veces manifiesta en el contacto entre individuos, es un puen-te que permite encontrarse como igua-les, en lo abyecto, en la desmesurado del sexo. Para llegar ahí, a ese punto de
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sociabilidad, los sujetos tendrán que pasar por el reconocimiento de una posición compartida, entre vergüen-zas, anos e insultos. El resultado no sólo será un léxico acorde al grupo, sino también una manera distinta de presentarse ante la propia vergüenza. Cito nuevamente a Warner (2000): En ningún lugar, después de todo, la gente está más consciente de lo absurdo y lo tenaz de la vergüenza que en la cul-tura queer…las refinadas gradaciones del nerviosismo que corre a través de esta cultura miden la disposición de la gente para probar los límites de la vergüenza. En estas escenas la gente trata de imaginarse viviendo sin los sacrificios que la dignidad que los "estándares comunitarios" comúnmen-te conllevan (pág. 34). La cultura Cuir permite un acercamiento muy particular a la ver-güenza, la vergüenza del ser sexual, la vergüenza de las potencias del cuerpo, las vergüenzas que se empeñan en opacar deseos. Mucha gente piensa que la analidad es un exceso gay, una cosa de la que no se deja de hablar, gay monotemático: ¡Tienen razón! En lo que no tienen razón es en enmarcarla en un campo de interés patológico, en una supuesta ausencia de ética que indicaría el camino al desgobierno sexual. Esta relación con la analidad no es solamente una forma de supervi-vencia social, es también una relación un poco más honesta con la insupe-rable vergüenza que conlleva la sexua-lidad. Además, la vergüenza es política según Warner, ya que de su desigual distribución social dependerán mu-chas de las dificultades que encaran to-dos los días las sexualidades disiden-tes: Hablar entonces sobre el sexo estig-matizado es mucho más que una desfa-chatez condescendiente, o una falta de respeto por la privacidad. Es más bien un medio necesario para identificar el elemento político de la vergüenza, para ver como el asco y la vergüenza son usados por algunos para restringir la autonomía sexual de otros. La circu-lación del conocimiento sobre el sexo, especialmente el conocimiento que no es agradable todavía a los estándares de la sociedad es una forma de que la autonomía devenga posible en un nivel menos distorsionado (pág. 16). La vergüenza y el asco, como es-trategias políticas ante lo anal, apare-cen como construcciones defensivas contra la sexualidad, una sexualidad que se pretende delimitada por el or-den de lo normal. Que todo el mundo tenga un ano, y que todo el mundo ob-tenga placer anal, provoca que del escándalo de lo anal intenten desvin-cularse aquellos que no quieren com-prometer su propia posición sexual. Gana la vergüenza; pierde el ano.
Ahora bien, ¿qué posibilidades tie-ne el ano, como centro de vergüenza, para vincularse con el amor? ¿Cerrar y apretar bien duro el ano es la principal condición de posibilidad del amor? Si el deseo anal es ilegítimo, si cada su-jeto tiene que luchar contra sí mismo para reconocer y dar forma a un deseo anal, entonces la posibilidad de pensar un amor anal parece difusa. Sin em-bargo, si reconocemos que los sujetos tienen la posibilidad de vincularse con su deseo, de darle un espacio, de ela-borar su analidad propia, su vergüenza
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sobre el sexo, entonces el amor podría tomar un lugar cerca del ano. Para ello se tendría, no obstante, que cuestionar la concepción del amor penevagina he-terosexual, que no parece ser la misma en juego. II-El amor, ¿mandato heterosexual? No sé ya si escribir sobre el amor sea más escandaloso que escribir sobre el ano. Hay días en los que creo que sí. A veces parece lograr el mismo efecto de molestia en la gente cuando se escucha hablar del amor y cuando se escucha hablar del ano. No son temas para una sobremesa decorosa.
A veces parece que hablar de amor es hablar de humanidad; no es así. El entendimiento contemporáneo del amor está atravesado por una va-riable de reciente creación: la hetero-sexualidad. El amor ha sido en muchos momentos históricos una imposición. Nosotras pensamos que hablar del amor tiene que ver con libre arbitrio, voluntad, decisión, consciencia, auto-nomía. ¿Estaremos pecando de inocen-cia? ¿Es el amor prueba de libertad o es un hilo más de la maquinaria del control social sobre los cuerpos, de su institucionalización? El amor oficial parece dosificado, repartido entre aquellos que comulgan ignorantemen-te con su ideal. ¿Por qué el amor pe-nevagina heterosexual tiene una inte-ligibilidad no equitativa con otras for-mas de vínculo? ¿Por qué el acto sexual penevagina tendría una supremacía sobre otros actos corporales, y de esa forma obtendría la legitimidad para sostener su privilegio sobre el amor? ¿Por qué el amor dependería de una práctica penetrativo-introyectiva pe-nevagina? ¿Qué es la heterosexualidad que oficializa tal reconocimiento de un vínculo afectivo?
Sabemos ya que la heterosexua-lidad es más joven que la homosexua-lidad, que no tiene más de 2 siglos de existencia; sabemos también que la heterosexualidad no condena simple-mente el acto sexual con alguien del mismo sexo, sino que ha entramado es-cenarios relacionales complejos en la vida pública y privada; sabemos tam-bién que se deriva de la medicina como la homosexualidad y que en un inicio estaba cercana a la idea de psicopato-logía (Katz, 2012).
La palabra se insertó en la coti-dianidad, y ha devenido un referente de las prácticas sexuales de los sujetos. Curiosamente, sigue siendo el tiempo en que los sujetos a los que se les asig-na como heterosexuales sean de los últimos en enterarse del significado de la palabra, vinculando muy frecuente-mente la heterosexualidad con las prácticas sexuales con personas del mismo sexo, y asustándose ante al-guien que les pregunta si son hetero-sexuales.
Desde luego, cuestionamientos a la heterosexualidad ha habido desde antes de la teoría Cuir. Quizá uno de los más relevantes haya sido el del psi-coanalista Freud (2005). Retomaré so-lamente unas líneas de Tres ensayos de teoría sexual, donde se sostiene que la heterosexualidad es un enigma para el psicoanálisis, tanto como la homo-sexualidad: La investigación psicoanalítica se opone terminantemente a la tentativa de se-parar a los homosexuales como una es-pecie particular de seres humanos…El psicoanálisis considera más bien que lo 31
 
originario a partir de lo cual se desa-rrollan luego, por restricción hacia uno y otro lado, tanto el tipo normal como el invertido es la independencia de la elec-ción de objeto respecto del sexo de este último…En el sentido del psicoanálisis, entonces, ni siquiera el interés sexual exclusivo del hombre por la mujer es algo obvio, sino un problema que re-quiere esclarecimiento, respecto del cual cabe suponer una atracción en el fondo de carácter químico (pág. 132). Dejando de lado el quimismo re-ferido por Freud, cosa que no sería del todo principal en psicoanálisis, podría-mos apreciar bien el esquema de la elección de objeto en psicoanálisis. No hay ninguna determinación biológica para la elección del objeto sexual. La orientación sexual no es entonces una pregunta para el psicoanálisis en el mismo sentido que para la sexología. De hecho, una tiene dificultades mu-chas si intenta hablar de orientación sexual en psicoanálisis.
El amor que puede derivarse de la formulación freudiana es más el fru-to del desconcierto de mundo, y no tanto como determinado por tal o cual práctica penevagina heterosexual. El amor en Freud parte del desvalimiento o desesperanza de los sujetos, que ne-cesitan de otros para asegurarse su continuidad, su permanencia psíquica. Estamos desde siempre atados a los otros, en situación de dependencia afectiva, y el amor sería uno de las de-rivaciones posibles. Por consiguiente, el psicoanálisis no puede enmarcarse, no debe, en una heteronormatividad. Sus explicaciones mismas lo alejarían constantemente de un territorio de referencia heterosexual. Es más, po-dría decirse incluso que no hay nin-guna necesidad de referirse a la hete-rosexualidad o a la homosexualidad dentro del psicoanálisis, y que los usos de esas nociones dentro del campo no hacen otra cosa que reproducir un fun-cionamiento social heteronormativo, dentro de las fronteras de una discipli-na subversiva como pocas otras.
Con lo anterior, podemos cues-tionar entonces que, desde el régimen de la heterosexualidad, el amor sea acotado a una determinada práctica genital, que la única puerta de acceso al amor sea la práctica coital penevagi-na, en un contexto monógamo, religio-so, de extrema y tediosa monotonía. ¿Quéda claro que el régimen hete-rosexual legitimiza los afectos en base a tal o cuál práctica corporal?
Ya se comentó que el amor no siempre le ha dado la mano a la auto-nomía, algunos amores se cultivaron en el mandato y en la obligación, por no decir en la resignación de estar con alguien conveniente para todos menos para la persona. La heterosexualidad aparece de alguna manera como la he-redera de ese sistema coercitivo. Ape-nas hubo tiempo de pensar en la au-tonomía personal cuando se cimen-tó el régimen heterosexual con nuevas restricciones, con tantas imposiciones y con una restricción dirigida, a través de la medicina, a las sexualidades disi-dentes. En cuanto se cuestionó un ré-gimen centrado en la reproducción, se constituyó una nueva forma de control de los cuerpos, la heterosexualidad (Katz, 2012).
Ahora bien, la pregunta del mi-llón es si el amor es siempre hetero-sexual, si cerrar el ano es la única vía de acceder a la posibilidad de amar. Me gustaría traer a cuenta, a modo de ilus-32
 
tración, la polémica entre Javier Sáez, Beatriz Preciado y Virginie Despentes.
Después de un encuentro feminista porno punk donde coincidieron las tres con mucha gente más, Javier Sáez se cuestionó públicamente el hecho de que en ese espacio, al menos desde su óptica, apareció recurrentemente el tema del amor y de la pareja. Su cues-tionamiento fue bien válido: pregun-tarse si el amor era heterosexual y si todo ese ensalzamiento del amor y la pareja no correspondía a una forma de reproducción del régimen hetero-sexual en las sexualidades disidentes que allá se reunieron.
Javier Sáez también recuerda a Michel Foucault; recuerda que éste ha-blaba de la amistad entre homosexua-les como lo realmente conflictivo para ser entendido por parte de los regí-menes de control social; un tipo de amistad que ponía en duda la impe-riosa necesidad de amar, entendiendo el amar postulado desde lo social he-gemónico. Que dos jotos parezcan no interesarse por el amor mutuo sino que se comprometan en una comu-nidad donde el sexo con otros y la camaradería no están ausentes, sería lo realmente molesto. La amistad como una forma de vida, dirá Foucault. Para Sáez (2012), el amor será además performativo:
El amor no tiene un original, ni es universal, es más, a mí me parece que es una noción absolutamente hetero-sexual, y quizá vacía. Es un código que repetimos y asumimos inconsciente-mente porque es el que recibimos desde las instituciones, en el cine, la televisión, la literatura, el discurso familiar, la es-cuela, la religión. Nada escapa al amor como valor universal. Haz el amor, no la guerra. Viva el amor. Te amo. All you need is love. Todo lo que necesita el poder para callarte la boca es el amor. Qué bonito es el amor. Millones de can-ciones repiten la palabra amor. Miles de películas (heteros o gays, da igual) sobre el amor. Miles de parejas se casan cada día "por amor". Dios es amor. Psi-cólogos, pedagogas, historiadores, so-ciólogas, profesoras, militantes, políti-cos, curas, sexólogas, periodistas, cine-astas, escritoras, antropólogas, psico-analistas, humanistas, parados, comu-nistas, fascistas: todos adoran el amor.
La respuesta pública de Beatriz Preciado es contundente. El amor es una posibilidad para cualquier perso-na, pero no un amor comercial o un amor color de rosa. El amor del que ha-blará Beatriz coincidirá con el freu-diano en el sentido de los vínculos de dependencia con otros, los vínculos que nos permiten una continuidad psí-quica. En palabras de Preciado, hay en lo Cuir una posibilidad de reinventar el amor, de moverlo de lugar. Cito a Beatriz (2012): ¿Acaso desde la cultura feminista y queer no podemos transformar el amor, la pareja y la filiación como hemos transformado la masculinidad, la femi-nidad o el sexo? Hay que sobrevivir y nuestras vidas, tú lo sabes también co-mo yo, son frágiles. Y ya basta de esa ecuación heterosexual = mal, es dema-siado fácil. Como si nosotros no tuvié-ramos que aprender a relacionarnos, a amar, como si inventar nuevas formas de afección fuera tan sencillo (Hartza, El amor es heterosexual). Me parece que la divergencia entre ambos no es tal al fin de cuentas; 33
 
me parece que si de los afectos se trata, ambas están poniendo en evi-dencia la necesidad de estructuras compartidas por otros, donde uno pue-da sentirse sostenido por otros, una forma de pensar la supervivencia, una forma de sobrevivir.
Aún cuando la pareja aparezca en el texto de Sáez como algo un tanto egoísta, no podría decirse que los vín-culos grupales siempre son indistintos; hay una tendencia a relacionarse de forma más fuerte con algunas perso-nas. El amor, aunque dentro de una co-munidad, haría un lazo preciso entre un número específico de sujetos. Por otro lado, y lo cual resulta coincidente en ambos textos, es que no se habla de monogamia ni de familia clásica, lo que sí apuntaría más directamente al ré-gimen heterosexual. Antes bien, se da a entender que la monogamia no sería una preocupación particular entre las parejas que se citan. Aquí es claro el énfasis que anteriormente cité de Preciado: el renovar los vínculos amo-rosos. Por último, no creo que ni Pre-ciado ni Despentes se opongan a la po-sibilidad del amor a más de una perso-na, o que cierren su perspectiva a una relación de dos, o que su relación las torne egoístas con el resto de la comu-nidad; entienden que su posibilidad de amar sea una entre varias. Javier Sáez pensaría más en lo comunitario como una ruta para encontrar nuevas for-mas de vinculación entre los sujetos. La amistad, los lazos que no se reducen a una pareja, las prácticas sexuales co-munitarias, las solidaridades posibles entre sujetos que se localizan en posi-ciones similares, todo eso parecería to-mado en cuenta en ese tipo de víncu-los. Los afectos son fundamentales pa-ra la continuidad existencial, déseles el nombre de amor o de amistad.
III-Foucault: La amistad como manera de vivir.
Antes de intentar una conclu-sión, me interesa hacer un recorrido por un pequeño texto de Foucault, uno que quizá complementaría el citado por Sáez en su artículo. Se trata de una entrevista titulada: La amistad como una manera de vivir. En esta en-trevista, Foucault precisa lo que la homosexualidad tendría que ofrecer; no un deseo oscuro para ser conocido, analizado y poseído, pero una forma de maximizar los placeres, los placeres a los que se puede acceder por medio de la amistad. De hecho, hay aquí una definición foucaultiana de la amistad. Al hablar de una relación entre hom-bres, uno mayor que el otro, comenta: Tienen que reinventar de A a Z una relación aún sin forma, y que es la amistad: es decir [y esta es una definición de la amistad], la suma de todo aquello que les permite, a uno y otro, procurarse placer (Foucault, 2012).
Me parece que a estas formas de relaciones que no están previstas por un sistema institucional determinado se les podría dar el nombre de amistad, a la manera de Sáez, o amor, a la manera de Preciado y Despentes. De hecho, creo que en Foucault se encuen-tran estas dos aparentemente opues-tas posturas. Analicemos un fragmento más de esta entrevista:
Pienso que es eso lo que vuelve "pertur-badora" a la homosexualidad: el modo de vida homosexual más que el acto 34
 
mismo. Imaginar un acto sexual que no se ajusta a las leyes de la naturaleza, no es eso lo que inquieta a las personas. Pero que los individuos comiencen a amarse, ése sí es un problema. Foucault habla aquí de afectos, de amistad, pero también habla de amor. Al igual que Preciado, de un amor no romántico, antes bien, el amor que descontextualiza constante-mente la propia idea de amor: un amor anal que rompería con la lógica y la linealidad no sólo del amor peneva-gina heterosexual sino de sus propios entramados. Lo que estaría al final del camino sería dar cuenta de las distin-tas formas, de las distintas modali-dades de vínculo que pueden derivarse de la amistad o del amor, en comuni-dad, en pareja, en una pareja que sea a la vez comunidad. Al final del camino, se trata de la rebeldía con lo estableci-do, pero no por el simple hecho de no estar de acuerdo con algo que opaca nuestros deseos, sino para construir algo donde parece no haber nada, para relacionarse con otros y con otras de maneras no previstas por nadie, ni si-quiera por nosotras mismas. Foucault tendría en el horizonte la construcción de un modo de vida que se derivaría de los espacios trazados por la homo-sexualidad. Lo pondrá en juego de esta manera:
Un modo de vida puede compartirse entre
individuos de edad, estatus y actitud social diferentes. Puede dar lu-gar a relaciones intensas que no se pa-rezcan a ninguna de las ya institucio-nalizadas, y me parece que un modo de vida puede también dar lugar a una cul-tura y a una ética. En mi opinión, ser gay no es identificarse con los rasgos psicológicos y con las máscaras visibles del homosexual, sino procurar y desa-rrollar un modo de vida. Así es como retornamos, a don-de empezamos, para concluir: al asun-to de la ética. Derivado de este reco-rrido, se sostiene el amor anal como una posibilidad más en el océano de los afectos. Quizá también podríamos hablar de amistad anal y de un modo de vida anal. Que ahí los sujetos creamos redes intensas de afectos y los usos corporales giran y se mutan permanentemente. Me parece que cualquier modo de vida fundamentado en lo dicho anteriormente tiene que regresar a la vergüenza, al reconoci-miento del deseo propio como abyecto, como aquello que nos conecta con otros en la fosa de la vergüenza, en la sexualidad que siempre nos es en bue-na parte inaccesible. Podría sostener que la ética desde Foucault tiene que pasar por la vergüenza, y que el pro-ducto más importante será siempre un constante superarse a sí mismo, un desprenderse de la comodidad identi-taria; saber que uno ha devenido algo que quizá nunca imaginó que sería; que uno podría ser muchas cosas más que ahora mismo a una le pueden re-sultar como opacas, como inconcebi-bles, como deseos que no son nuestros, que no quisiéramos que nos pertene-cieran, aunque quizá muy en el fondo sabemos que nos constituyen de una manera fundamental. La amistad es una alternativa al heteromandato relacional. Lo Cuir tiene entonces su principio y su fin en la posibilidad de encontrar nuevas for-mas de vínculo, de relación, de distri-bución de los afectos; apostándole siempre a la distribución equitativa de 35
 
la vergüenza y de la autonomía sexual, si bien esta última siempre será puesta en entredicho por los vínculos de dependencia para con los otros. La ética Cuir está aquí. Warner (2000) comenta: Este tipo de cultura es frecuentemente denunciado como relativista, permisiva, o simplemente libertina. De hecho, tiene sus propias normas, su propia manera de mantener a la gente a raya. Llamo a este modo de vivir una ética no sólo por-que parece una mejor manera de rela-cionarse consigo mismo, sino porque es la premisa de la forma especial de so-ciabilidad que mantiene unida a la cultura queer. La relación con los otros, en estos contextos, empieza por reco-nocer todo lo que es más abyecto y me-nos admirable en uno mismo. La ver-güenza es el fundamento. Los queers pueden ser abusivos, insultantes, y viles entre ellos, pero, porque la abyección está localizada como una condición compartida, también saben cómo comu-nicar por medio de cierta camaradería una forma de generosidad emotiva e inesperada. Nadie está fuera de su al-cance, no porque se enorgullezca de su generosidad, sino porque se enorgulle-ce de nada. La regla es: supérate a ti mismo (pág. 35). Entonces lo Cuir consistiría pre-cisamente en problematizar nuestros vínculos con la vergüenza y proponer una ética en el desprendimiento cons-tante de uno mismo, fundar un modo de vida, un cuestionamiento identita-rio, entendido como superación de uno mismo. Sería como moverse más allá de lo que uno cree haber sido, algo en lo cual estos que estamos entre lo Cuir nos hemos ejercitado desde siempre en la vida.
REFERENCIAS.
Foucault, M. (2012).
La amistad como manera de vivir. Entrevista con René de Ceccaty, J. Danet y J. Le Bitoux. Recuperado de: http://teoriasdela-amistad.com.ar/pagina5/Unidad9/Foucaultamistad.pdf Freud, S. (2005). Tres ensayos de teoría sexual. En Strachey, J. (Ed.), Obras completas, VII. Argentina: Amorrortu. Katz, J. N. (2012).
La invención de la heterosexualidad. México: Me cayó el veinte. Preciado, B. (2012).
Respuesta a Javier Sáez y su El amor es heterosexual. Recuperado en http://www.hartza. com/amorhetero.htm Sáez, J. (2012). El amor es heterose-xual. Recuperado de: http://www. hartza.com/amorhetero.htm Sáez, J. & Carrascosa, S. (2011).
Por el culo. Políticas anales. España: Egales. Warner, M. (2000).
The trouble with normal. Sex, politics and the ethics of queer life. Estados Unidos: Harvard University Press. 36
 
Fernando R. Lanuza vive en Querétaro, México. Cursó estudios de licenciatura y maestría en psicología clínica en la Universidad Autónoma de Querétaro, donde actualmente es docente. Asimismo, es investigador adjunto del Instituto de Investigaciones Multidisciplinarias de la mencionada universidad y participante activo de Espacio Queer Querétaro, grupo de análisis y discusión sobre Teoría Queer. Además de su interés crítico por el psicoanálisis, se apasiona por los estudios sobre sexualidades humanas, por la bioética y por las prácticas de la espiritualidad. Conoce el impresionante mundo del panorama literario uruguayo a través del portal Letras de Uruguay en http://letras-uruguay.espaciolatino.com. Allí encontrarás a los exponentes más importantes de la cultura escrita de este país sudamericano. 37
 
Manuel Tzoc HOMBRES (MUSCULOSOS) EN TACONES
ROJOS DEL NUMERO 69
1
Juego de espadas fálicas
(más bien jugar espaditas con un chico)
quiero tu leche condensada en mis labios
en mi espalda
en tus nalgas
en mi vientre/nuestros vientres
una batalla de vergas (como mc´s)
en la cual los dos ganamos
en la cual los dos sacamos un banco de espermas
y una (A)venida de orgasmos felices
2
a Tom de Finlandia
Penes latiendo bajo pantalones de lona estrechísimos
bajo jeans de marca levi´s
bajo licras de gimnasio adidas
y ciclistas en marcha a toda velocidad
bajo boxers calvin klein
bajo pequeñas pantalonetas deportivas nike
penes latiendo bajo el uniforme del balompié
del béisbol del fútbol americano marca puma
penes latiendo bajo el fetiche del cuero y el látex
penes latiendo en las medias de los bailarines de ballet
penes latiendo bajo faldas escocesas
y más penes latiendo bajo hermosos trajes indígenas
a punto de reventar
a punto de explotar
en erupción seminal
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3
ERECTOS
Se me para
cuando te pienso erecto
se me para más
cuando te veo erecto
se me para aún más
cuando te toco erecto
se me para aún más y más y más
cuando nos penetramos ERECTOS
4
Shemales en tacones espaciales del número 69
Hombres musculosos en tacones rojos del número 69
hombres obesos en tacones rosa del número 69
hombres anoréxicos en tacones negros del número 69
hombres heterosexuales en tacones dorados del número 69
hombres machistas en tacones plateados del número 69
hombres homosexuales/femeninos en tacones celestes del número 69
hombres homosexuales/masculinos en tacones arcoiris del número 69
mujeres/hombres físicoculturistas en tacones fucsia del número 69
mujeres en tacones (que los odian) transparentes del número 69
mujeres obesas en tacones azules del número 69
mujeres bulímicas en tacones color piel del número 69
mujeres feministas en tacones amarillos del número 69
mujeres lesbianas/masculinas en tacones morados del número 69
mujeres lesbianas/femeninas en tacones naranja del número 69
mujeres indígenas en tacones café del número 69
hombres/mujeres transexuales en tacones eléctricos del número 69
poetas en tacones siderales y sonoros del número 69
7
P.A.V.
A le pide a P
beso rojo
beso negro
déjame entrar en la paredes de tu ano
39
 
y frotarlo
P le pide a A
entra y deposita tu semen tibio
con tu verga triste
ilumina mi largo túnel
en donde muchos se han perdido
A le pide a P que intente ser V
P+A+V+69+O =
A= activo
P= pasivo
V= versátil
69= sexo oral mutuo
O= orgasmo
Manuel Tzoc nace en Totonicapán/ciudad de Guatemala, en 1982. Poeta y viajero. Publicó su primer libro
Esco-p(o)etas para una muerte en ver(sos) b-a…… en 2006 en la editora artesanal Folio 114 (Guatemala). Publicaciones alter-nativas en S.O.P.A. (Sociedad Op-tativa de Poetas Anónimos) desde el año 2007. Sus textos aparecen en revistas y antologías latinas de poesía. Colabora con la participa-ción de diversas lecturas de poesía en centros culturales, espacios pú-blicos y departamentos. Su según-do libro es publicado por el movi-miento artesanal latinoamericano cartonero "Santa Muerte Cartone-ra." De textos insanos (México 2009). Publicó su tercer libro de poemas titulado GAY(0) con la editorial porteña Milena-Casero-la (Argentina 2010). Un siguiente titulo El ebrio mar y yo por S.O.P.A. (Guatemala, 2011) Tambien es artista conceptual, performer, y modelo de fotografía. Actualmente prepara otros libros-objeto de poesía. 40
 
Claude Cahun 41
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Claude Cahun, pseudónimo de Lucy Renée Mathilde Schwob. Nacida en Nantes en 1894. Fue fotógrafa y escritora. Proveniente de una familia de intelectuales judíos de la alta burguesía, su padre, Maurice Schwob era director del periódico Le Phare de la Loire, mientras que y su tío Marcel, vinculado al simbolismo y amigo de Oscar Wilde, fue un impor-tante escritor. Cursó estudios en Ox-ford entre 1907 y 1908 y posterior-mente, en 1914, Filosofía y Letras en la Universidad de la Sorbonne, en Pa-rís, ciudad en la que se instaló a par-tir de 1920. Escritoras de la talla de Colette, Gertrude Stein, Djuna Barnes, Renée Vivien, las fotógrafas Berenice Abbot y Gisele Freund, las pintoras Marie Laurencin y Romaine Brooks, las editoras y libreras Sylvia Beach y Adrienne Monnier, entre otras, conformaron junto a Marcel Duchamp, André Breton, Georges Ba-taille, Francis Picabía, conformaron el círculo donde Claude Cahun se un-trió de lo más selecto de la intelec-tualidad del momento. Fascinada por la interpretación escénica, participó en el teatro de vanguardia de París, en la compañía "Le Plateau", representando indistintamente papeles femeninos y masculinos. En 1925 publicó Heroínas siete relatos cortos e iró-nicos sobre arquetipos femeninos, en memoria de las "moralidades legendarias": Eva, la demasiado crédula; Dalila, la mujer entre las mujeres; Judith, la sádica; Helena, la rebelde; Safo, la incomprendida; y Salomé, la escéptica. En 1930 publica Confesiones no confesadas, libro inclasificable de "poemas-ensayos" o "ensayos-poemas", ilustra-dos con diez fotomontajes, donde indaga en la androginia, la máscara y el espejo. Años más tarde, se adhiere a la Asociación de Escritores y Artistas Revolucionari@s, de ins-piración comunista." Se adhirió posteriormente a la Federación Internacional por un Arte Revolucionario Independiente, organización fundada por Trotsky y por el propio Breton. En su línea de activista radical Claude Cahun coprotagonizó acciones tan arriesgadas como la de hacerse pasar por una unidad de resistencia ante las tropas alemanas de ocupación durante la II Guerra Mundial, al imprimir miles de octavillas donde llamaban a la insurrección, haciéndoles creer que se encontraban frente a una verdadera ofensiva en su contra. Esto la llevó a a ser arrestada y condenada a muerte por la Gestapo en 1944, condena de la que se libró al ser liberada la isla poco antes de que la sentencia fuera ejecutada. Falleció en Jersey en 1954. (Esta información proviene de la página en internet: http://www.herramienta.com.ar/cuerpos-y-sexualidades/sobre-la-fotografa-claude-cahun). 46
 
Susana Rozas UN ASPECTO DE EL BESO DE LA MUJER ARAÑA "P ara Puig el mejor campo de estudio y experimentación se ha hallado evidente-mente en los sub-géneros triviales, pasados a través del tamiz de la mirada fílmica, que repro-duce y apuntala la rigidez del mani-queísmo sexual, como portavoz de nuestro inconsciente".
Tomamos estas palabras que e-cha J. Amícola intentando una mirada desde otro ángulo para esta obra de M. Puig; donde los personajes aparente-mente antagónicos, Molina y Valentín, responden al concepto de inconsciente colectivo, gesto propio de la época de una sociedad que se levanta contra la hipocresía.
Siguiendo a C.G. Jung y a Wil-helm en su Interpretación del I King, retomarían el Oráculo de Delfos intu-yendo un sistema oracular semejante. Este círculo original fue subdividido en luz y tiniebla, Yin y Yang cuya viga principal, el trazo, establece la díada, la dualidad simultáneamente arriba y abajo, derecha e izquierda, delante y detrás, o sea: el mundo de los contra-rios. De aquí resulta la doctrina de lo femenino y lo masculino como princi-pios primarios. En el libro se habla de lo Firme y lo Blando.
Lo cierto es que mediante la mu-danza y transición de estas energías se construye la existencia; así la mutación es una constante conversión de lo uno en lo otro y por otra parte constituye un cerrado transcurso cíclico de com-plejos acontecimientos conectados entre sí como la noche y el día. Tal transformación es lo que da sentido al Camino.
Combinaciones entre la fuerza luminosa, celestial y la oscura, terrena; la posibilidad de mutación.
Resumiendo, nada es tan mascu-lino que no contenga una feminidad ni nada es tan femenino que no posea una gota de masculinidad.
Los personajes de la novela ele-gida, son las caras de una moneda, es-pacio en el que se elaborará un apren-dizaje.
Acerca de lo que se lee en la novela, decimos:"Si La traición de Rita Hayworth podía leerse como una rees-critura del
Ulises
de J. Joyce y Boquitas pintadas como la versión subdesarro-llada de La montaña mágica de Tomas Mann, El beso de la mujer araña es ob-viamente Las mil y una noche, donde cada historia vale por un día más y donde cada día sirve para la interroga-ción sobre formas de vida (sobre cómo vivir juntos en un universo que postula toda separación como necesaria y toda comunidad como insostenible," expli-ca Daniel Link. Puig retoma un recurso propio: la conversación ya ha comenzado cuando el lector se acerca, como en
La traición de Rita Hayworth. Esta novela, llevada al cine y adaptada al musical, exitosamente,
47
 
trata sobre la convivencia de dos pre-sos, ambos arquetípicos que vamos a rastrear.
Molina es el primer personaje que asume su condición sexual. En su afán pedagógico, el autor escribe las notas al pie, instaladas en el margen (la marginalidad de un homosexual y un militante de izquierdas); y se inscri-be en el discurso de una mujer.
"(…la teoría queer rechaza la clasificación de los individuos en cate-gorías universales como "homose-xual", "heterosexual", "hombre" o "mu-jer", "Transexualidad" o "travestismo", las cuales considera que están sujetas a restricciones conceptuales propias de la cultura heterosexual, y sostiene que éstas realmente esconden un nú-mero enorme de variaciones cultura-les, ninguna de las cuales sería más fundamental o natural que las otras. Contra el concepto clásico de género, que distinguía lo "heterosexual" social-mente aceptado (en inglés straight) de lo "anómalo" (queer), la teoría queer afirma que todas las identidades socia-les son igualmente anómalas." (google)
Valentín, militante marxista, ar-gentino e intelectual, analiza psicoló-gicamente el discurso de Molina, lo cual es inadmisible siendo las fuentes las películas glamourosas de Holly-wood, o en este caso una de terror: La mujer pantera.
El trabajo Sexualidad y revolú-ción de la Dra. Annelli Taube, es un ele-mento de ficción introducido por Ma-nuel Puig, para poder abarcar las mo-dos de los dos personajes.
"Bebe (su nombre es Alda), pri-ma de Manuel Puig, declara que se con-virtió en psicóloga para elaborar la neurosis de una infancia católica car-gada de culpa, en la que los forcejeos de su primo con su sexualidad jugaron un papel importante: en su primer tra-bajo de investigación discutió si la ho-mosexualidad debía ser clasificada co-mo problema o enfermedad. Las con-versaciones de Coco (M.Puig) con Bebe iban a suministrarle los antecedentes psicológicos para su escritura, muy evidente en los detalles técnicos de las notas al pie de El beso de la mujer araña. (… Las notas al pie enrarecen y suspenden la narración, reintroducen fantásticamente lo que Puig reprime (… El asterisco que da lugar a subtextos de varias páginas cae en el medio de un diálogo no resuelto; el manual se introduce de tal modo que deforma la novela, constela y exagera su necesidad de presente absoluto. Pero todo ello no nos puede hacer esquivar como lectores el bulto de lo aprendido o, al menos, el haber apre-hendido que Puig quería inocular y no otra cosa: la utopía de la perversidad polimorfa." Este entrecomillado resca-ta las palabras de S. Levine en la biografía de Manuel Puig.
"De gente de tus inclinaciones sé muy poco" dice Valentín abriendo la clá-usula didáctica en un doble nivel: la que de acuerdo con las declaracio-nes y convivencia con Molina lo con-vierten en iniciado dentro de la ficción y la secuencia de las notas que son diri-gidas por un narrador al lector implí-cito.
Molina, el alter ego de Manuel, habla así:
-Que de chico me mimaron dema-siado, y por eso soy así, que me quedé pe-gado a las polleras de mi mamá y soy así, pero que siempre se puede uno enderezar, y que lo que me conviene es
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una mujer, porque la mujer es lo mejor que hay. En este aprendizaje de convi-vencia, aparece una tercera escritura que en el texto se diferencia por la simple cursiva y que da cuenta de los pensamientos de cada uno de los per-sonajes. Se entreteje hacia el final la li-bre asociación de ideas cuando Valen-tín es torturado y su paso hacia el gran enigma ¿hay otra vida después de la muerte? la identificación de Molina con la protagonista del film o Valentín nombrando a la mujer de quien está enamorado?
Molina tiene que dar informa-ción ante el Director de la Penitencia-ría sobre la célula donde milita Valen-tín para obtener su libertad condicio-nal; cuando comprende que se ha ena-morado de su compañero de celda. Se-ría completamente coherente que Mo-lina, tan enfrascado como está en su rol de narrador, se niegue a ser infor-mante de la policía.
Valentín le pide que cuando quede libre cumpla con una actuación para su movimiento; y aprenderá tam-bién a demostrar su sensibilidad y que ama a una mujer, más allá de las dife-rencias ideológicas.
Molina, antes de irse, accede al pedido de Valentín y morirá, románti-camente, por una causa (tiene un obje-tivo de amor, de vida: comprende que su madre ya tuvo la oportunidad de te-ner una vida).
Valentín agoniza torturado, im-potente antes los golpes, el dolor y la muerte.
La transmutación de dos polos complementarios que irán acomodan-dose hasta confundirse. Molina es quien primero lo comprende porque mediando su extrema sensibilidad no debe luchar con las armas de la razón.
Para explicar, esta trascripción de la novela:
-Ahora sin querer me lleve la mano a mi ceja, buscándome el lunar.
¿Qué lunar?...Yo tengo un lunar, no vos.
-Sí, ya sé. Pero me llevé la mano a mi
ceja para tocarme el lunar…ue no tengo.
-
-A vos te que da tan lindo, lástima que no te lo pueda ver…-…(… -por un minuto sólo, me pareció que yo no estaba acá…i acá, ni afuera…-- Me pareció que yo no estaba…ue estabas vos solo. -
-O que yo no era yo. Que ahora yo…eras vos. ****
En el
Diccionario de símbolos de Cirlot, aparece: El simbolismo de la araña penetra pro-fundamente en la vida humana signifi-cando que el hombre se transforma sin cesar durante su existencia; e incluso la misma muerte se limita a devanar una vida antigua para hilar otra nueva. Se considera la araña como animal lunar, a causa de que la luna (por su carácter pasivo de luz reflejada; y por sus fases afirmativa y negativa, creciente y de-creciente)…sí por regir todas las for-mas teje todos los destinos, por lo cual aparece en muchos mitos como una inmensa araña. Ahora bien, retomando a Carl G. Jung, en la base de sus estudios, para 49
 
que el analista pueda encauzar la ener-gía psíquica del paciente, ha hecho una división de los tipos psicológicos, según dos actitudes (ambas presentes en cierto grado en todas las personas):
Tipo Extravertido: la actitud extraver-tida tiene motivaciones externas y es dirigida por factores y relaciones exte-riores y objetivos. La energía psíquica fluye hacia fuera, hacia el mundo. En el caso de
El beso de la mujer araña
, Valentín vive a través de la causa política, su militancia, el ideal revolú-cionario. La ideología se opone a la posibilidad de construcción de afectos. Tipo Introvertido: la actitud introver-tida tiene motivaciones internas y es dirigida por valores subjetivos. Se to-ma la energía del mundo.
Jung a esto agregó las cuatros funciones, relacionadas con las carac-terísticas de las estaciones y la teoría de los humores, lo cual dio "los ocho tipos psicológicos". Pero para nuestra interpretación, nos alcanza la cla-sificación primaria para entender que los personajes puiguianos van oscilan-do entre temperamentos antagónicos hasta complementarse. Por supuesto, el móvil será la traición, las traiciones.
Molina pensaba delatar a Valentín, Va-lentín manda al frente a Molina, y la policía no tiene códigos. Molina muere como un héroe, como un "hombre"; Va-lentín torturado, impotente, llorando por una mujer entre alucinaciones de dolor.
Ambos debe ir traduciéndose en su convivencia el código que indica su pertenencia, el propio del mundo gay y el específico de la militancia política, del marxismo: el del cine hollywooden-se y el de la guerrilla.
Por eso las notas al pie, cumplen la función didáctica, no sólo de marcar el margen, esa forma de marginidad; sino que el autor quiere que los lec-tores sepan de qué se habla cuando se habla de sexualidad.
Continuando con los postulados de Jung, las imágenes arquetípicas son ideas primordiales comunes a toda la humanidad. Son modalidades de per-cepción, heredadas, innatas y "a prio-ri". Están cargadas de emoción y fun-cionan de manera autónoma. respecto al Ic. Por eso esta terapia trabaja con la figura de la sombra como "el lado oscu-ro", caracterizado por los rasgos infe-riores, incivilizados.
En esta novela, Molina ha paga-do con la cárcel su desenfreno, acusa-do de mantener relaciones con meno-res. Y a Valentín, la sombra que lo per-sigue es esa represión o autocensura que lo limita en cuanto a la imposibili-dad de mantener o demostrar los afec-tos, ala realización de una vida plena.
El aspecto inconsciente de la persona es la Imagen Anímica. Jung utilizó para designar el "alma" los tér-minos masculinos y femenino: ánimus y ánima respectivamente. La imagen anímica está representada siempre por el sexo opuesto del individuo; así llegamos a lo planteado en los prime-ros renglones, para simplificar: dentro de cada hombre, una porción es feme-nina como dentro de cada mujer una porción es masculina.
Nada es tan negro que no posea una gota blanca y viceversa, subra-yamos.
El Ic. individual consta de conte-nidos personales infantiles que fueron reprimidos; el Ic. colectivo, de conteni-dos heredados colectivos: los instintos y los arquetipos. De esta manera ha-blamos de Inconsciente Colectivo cuando surge una moda, un modelo,
50
 
etc. En el caso de la novela El beso de la mujer araña, esos dos arquetipos que desafiarán una convivencia están representados en la figura de un gay y un revolucionario como resultado del momento histórico y que aparece a la luz de la comunidad (lo que no significa que no hayan existido ante-riormente). Para graficar todo esto, recurre a un gran repertorio de tópicos propios del kitsch.
"La sala de estar, iluminada con candelabros, no se haya prendida_ dada la noche_ la chimenea alrededor de la cual se despliega el moblaje de estilo inglés".
En el primer monólogo aparecen las consignas de género
(…se aguanta porque es hombre y no suelta las lágrimas, y cuando yo pienso muy fuerte en alguien veo en mi recuerdo, la cara reflejada, sobre un vidrio transparente y mojado por la lluvia, la cara esfuma-da que veo en mi recuerdo, la cara de mami y la cara de él, seguro que se acuerda y ojalá viniera…_dice Molina en el monólogo.
Las notas al pie concluyen en el momento en que se produce el encuen-tro sexual entre estos compañeros de celda, ya no habrá nada más que expli-car. Sin embargo aparece una escritura de libre fluir de la conciencia, espacio álgido que tienen en común los dos personajes. Allí queda lo que no se di-cen, aunque sean aparentes divagues.
Cuando finalmente Molina reco-bra su libertad, pide y da un beso. El beso de la muerte, Valentín queda pegado a la telaraña, delirio de la tor-tura donde se confunden Marta Molina, yendo hacia el agua: la muerte es la forma de volver al seno materno y el agua, su símbolo.
El útero al que ambos vuelven es inevitable.
Quizás, como dice Molina "este sueño es corto pero es feliz".
Susana Rozas (Rosario, Argentina) es profesora de Castellano, Literatura y Latín, Pos-titulada en Lengua y Literatura. Conferen-cista. Escritora. Publicados: Tres poema-rios: Sin prólogo, Las palabras no pro-nunciadas y El lado débil). Dos novelas: Caballo bifronte y Polifonía. Dos libros de ensayos: Laberinto de ficciones y Ensayos sobre la obra de Manuel Puig. Libro de micro-relatos El autor, edición artesanal. El comienzo de la llamarada. Estudio so-bre Puig, Rulfo y R. Juarroz. Es directora del Taller Literario: Nuestro Laberinto; ac-tualmente Tiempo de escritura. www.tiem-podeescritura.blogspot.com.

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